Los puertos y aeropuertos son los pulmones económicos por los que respira una isla. Ningún territorio puede aspirar a la prosperidad si carece de la suficiente conectividad como para desarrollar sus sectores productivos.
La mejora de las condiciones de vida en La Gomera, como en el resto de las islas, se produjo de la mano de la mejora de las comunicaciones. Primero de las interiores, que permitían los desplazamientos entre los núcleos urbanos, y después las que conectaban a nuestra isla con el resto de Canarias y con el mundo. Fue un lento viaje que comenzó con los viejos pescantes del siglo pasado y acabó con las nuevas infraestructuras aéreas y portuarias.
Y como esto es así de evidente, la situación del Puerto de Los Cristianos no es un asunto que afecte solamente al municipio de Arona y a sus vecinos, sino que afecta también a los ciudadanos y a toda la economía de las Islas Verdes. Porque el Puerto de Los Cristianos es fundamental en el tráfico de viajeros y mercancías que entran y salen de La Gomera, El Hierro y La Palma.
Hace ya casi un cuarto de siglo que nació el proyecto de un nuevo y moderno puerto en Fonsalía, en Guía de Isora. Se hicieron accesos específicos desde la autopista del Sur y se comenzaron los trámites para su realización. Pero la obra encalló en la burocracia y en las protestas de quienes consideraron que resultaba mucho menos traumático para el medio marino y para la isla de Tenerife mejorar las instalaciones de Los Cristianos que hacer una nueva instalación portuaria. Fonsalía, después de un cuarto de siglo, se murió sin nacer.
¿Y ahora? Pues ahora resulta que Los Cristianos sigue exactamente igual que como estaba. Los accesos a la zona portuaria son absolutamente insuficientes y producen molestias a los viajeros, a los transportistas, a los ciudadanos de la localidad y a los numerosos turistas que la visitan. El puerto se ha convertido en un cuello de botella que estrangula las posibilidades de crecimiento de la conectividad de las Islas Verdes, el desarrollo futuro de nuevas rutas, la operación de nuevas embarcaciones o de nuevas apuestas de transporte. Y aunque Fonsalía ya no existe, nadie ha planteado la necesidad y la urgencia de solucionar de una vez un problema que empieza a ser insoportable.
Existe un proyecto para soterrar el acceso al Puerto de Los Cristianos, separando el tráfico urbano del portuario, que ahora se tiene que realizar obligatoriamente por la Avenida de la Habana, Calle Finlandia y Avenida de Chayofita. Es una obra de importancia que aliviaría uno de los principales problemas de congestión, aunque no solucione las carencias que el puerto padece en cuanto a un crecimiento futuro de las frecuencias y conexiones marítimas. Y una obra que hay que consensuar con el Ayuntamiento de Arona, porque interviene en un área fundamental de la trama urbana de Los Cristianos. Pero nada de eso se ha hecho hasta hoy.
El proyecto parece marchar por el mismo camino que el de otras muchas obras que se eternizan en Canarias. Y eso hace que se disparen todas las alarmas de quienes vimos cómo se esfumaba un nuevo puerto y vemos ahora cómo se atasca una solución urgente a los problemas de viajeros y transportistas. Estrangular el puerto es estrangular a La Gomera, El Hiero y Palma, y dificultar su crecimiento. Hace ya algún tiempo que se eliminaron las bonificaciones a las tasas portuarias para turistas y se recortaron las que se daban a los residentes, lo que encareció los billetes para todos los usuarios. Eso fue malo, pero seguir con un puerto colapsado sería enormemente dañino para las Islas Verdes.