El coordinador científico del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), Nemesio Pérez, ha afirmado este jueves que “o nos ponemos las pilas” tras la erupción de La Palma, que marca un punto de inflexión, o “no hemos aprendido nada” para minimizar el riesgo volcánico, que irá en aumento en Canarias y que no se combate mirándolo “de lado”.
Nemesio Pérez, que ha comparecido ante la comisión parlamentaria que estudia los efectos de la crisis vulcanológica y la reconstrucción de La Palma, se ha preguntado a qué “estamos esperando” para elaborar una estrategia canaria de reducción del riesgo volcánica que lleva nueve meses pidiendo a la Administración.
Esta estrategia es fundamental porque las probabilidades de una futura erupción volcánica para Canarias en una ventana temporal de 50 años son del 75%, y por islas este porcentaje es del 48,7% para La Palma y del 39,4% para Tenerife.
De hecho el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) transmitió “con una claridad meridiana” a los presidentes español y canario, Pedro Sánchez y Ángel Víctor Torres, respectivamente, que la erupción de La Palma ha sido la más importante de Europa en los últimos 75 años “para que vieran a lo que se tenían que enfrentar”.
“Nunca había medido las cantidades de dióxido de azufre que esta erupción había inyectado a la atmósfera y el daño ocasionado a los diez días” de comenzar el proceso eruptivo, el 19 de septiembre de 2021, y en total durante los 85 días de actividad volcánica se emitieron 2,1 Tg de dióxido de azufre (los 28 estados de la UE emitieron 1,6 Tg en todo un año, 2019).
Además se generó una energía equivalente al total de la demanda eléctrica de España en 2020, esto es, 30 veces la de Canarias y 965 veces la de La Palma en el mismo año.
Involcan fue la única institución científica española “que tocó todos los palos que hay que tocar en un proceso eruptivo”, lo que no hizo “ni la institución que se encarga de la vigilancia volcánica en España desde 2004”, ha continuado Pérez, para quien la erupción ha generado un impacto enorme pero no “por una cuota ligada a la naturaleza, sino a nuestro comportamiento”.
Y si algo se ha aprendido es que ese decreto de 2004 que atribuía las competencias al Instituto Geográfico Nacional (IGN) “no era el camino a seguir”, ha apostillado Nemesio Pérez.
El impacto social y económico en La Palma ha sido enorme tras “años y décadas” de mirar al riesgo volcánico “no de frente, sino de lado, y así no se combate”, ha señalado el coordinador científico de Involcan, quien ha subrayado que “quiere” que haya más riesgo de este tipo en 50 años porque implicará que hay más desarrollo y riqueza en Canarias, y lo que hay que hacer es “ponerse las pilas para minimizarlo”.
Lo que “no nos podemos permitir es el lujo de identificar la palabra volcán con problema, cuando el volcán es nuestra casa”, y ha insistido en una estrategia como herramienta operativa basada en los pilares de la ciencia, la participación ciudadana y el consenso.
Y habrá que poner el foco en que las infraestructuras críticas, como puertos, aeropuertos y hospitales, no se hagan en zona de alto riesgo, lo que entendieron bien las anteriores generaciones pero no las actuales, que han edificado el aeropuerto de La Palma en Mazo y Pérez se ha preguntado “qué hubiera pasado si el volcán de Tajogaite hubiera salido por el flanco” oriental de la isla.
Asimismo ha indicado el coordinador científico de Involcan que aún no tiene herramientas científicas para precisar cuándo acabará el problema de la emisión de gases en La Bombilla-Puerto Naos, respecto a lo que ha indicado que va perdiendo fuerza “pero el problema no mengua”.