Un elemento nuclear de Agrupación Socialista Gomera, desde su nacimiento, es la lucha por la justicia social y la igualdad en Canarias. Hemos levantado, con argumentos y convicciones, la bandera de las Islas occidentales, como el claro ejemplo de la existencia de dos tipos de ciudadanía en nuestras islas: la de quienes cuentan con las mejores oportunidades y los mejores servicios públicos e infraestructuras y la de quienes sobreviven en la ultraperiferia y la doble insularidad.
Con todos los gobiernos y ante todas las mayorías hemos defendido nuestra irrenunciable aspiración a construir una Canarias más equilibrada. Una comunidad en donde todos los ciudadanos disfrutemos de los mismos derechos y obligaciones. Hemos denunciado el estancamiento demográfico de las tres Islas Occidentales —La Gomera, La Palma y El Hierro— el envejecimiento poblacional, la marcha del talento joven por falta de expectativas laborales, los sobrecostes de la vida que produce la doble insularidad y, en general, los padecimientos de tres islas que durante muchos años se han visto olvidadas por los gobiernos y las economías que han movido el progreso de Canarias.
Corregir cuarenta años de abandono es difícil. Pero quien quiera hacerlo puede mirar en los Presupuestos de la Comunidad Autónoma de Canarias para el año que viene y verán la expresión práctica del compromiso de un gobierno para revertir una situación inaceptable y para discriminar en favor de los menos favorecidos. El reparto de inversiones en el Archipiélago destina 469 millones a las cinco islas no capitalinas, frente a los 517 que se destinan a Gran Canaria y Tenerife. Y esta apuesta, que supone llevar 126 millones a La Palma, 77 a La Gomera y 37 a El Hierro, es la demostración de que algo empieza a cambiar en las islas por más que le pese a algunos.
Hay quienes defienden ante Madrid que las especificidades de Canarias, tales como la lejanía y los costos de la insularidad, deben ser compensadas de manera estructural. Que no se pueden asignar fondos poblacionalmente, a tanto por cabeza, sino que hay que atender a la desigualdad con medidas que promuevan la efectiva equiparación entre los más desfavorecidos con los más prósperos. Pero cuando llega la hora de repartir los fondos en Canarias se esfuman esos argumentos de solidaridad y de discriminación positiva y desaparece la preocupación por los que menos tienen y más necesitan. Y tal vez por ello ya se han escuchado algunas voces críticas ante el “desequilibrio inversor” que lleva doscientos treinta millones a tres islas con poco más de cien mil habitantes.
Si se quiere construir una Canarias equilibrada social y económicamente hay que empezar a revertir los errores del pasado. La construcción de la autonomía y el desarrollo económico ha provocado una concentración de recursos públicos y privados en las dos grandes islas capitalinas y, dentro de ellas, en las dos áreas metropolitanas. Allí están la mayoría de los ciento cincuenta mil empleados de las administraciones públicas, los grandes aeropuertos y puertos, las universidades donde estudian nuestros jóvenes, los grandes hospitales y las sedes de las mayores empresas que operan en las islas. Fuera de ahí sólo existe el turismo. Nada más y nada menos.
La única manera de impulsar una lenta redistribución de la población de las islas de manera sensata y de equilibrar nuestra brecha regional económica y social, es promover el desarrollo de quienes más lo necesitan. Y esa es la apuesta clara que se percibe de una manera meridiana en estos presupuestos para 2023. Un esfuerzo inversor que persigue impulsar las infraestructuras y el desarrollo en tres islas que no se han incorporado al turismo de masas —y que además no quieren hacerlo— y en donde es necesario, después de haber aprendido de nuestros errores, desarrollar modelos de progreso más respetuosos con el medio ambiente y con la naturaleza que constituye nuestro mayor patrimonio.
Hay muchas más cosas en los presupuestos del próximo año, pero para un ciudadano de La Gomera, de La Palma y de El Hierro el mensaje más nítido que se expresa a través de las inversiones es el de la solidaridad. El de la apuesta decidida por igualar las oportunidades. El de un Gobierno que da pasos hacia la construcción de una Canarias más justa. Aunque solo fuera por eso, solamente, ya serían suficientes razones para apoyarlo.