La Dirección General de Patrimonio Cultural desarrolla una primera fase de prospecciones con sondeos arqueológicos en el antiguo convento dominico de San Pedro, en Hermigua (La Gomera) para recuperar los valores históricos-patrimoniales de este espacio eclesiástico y garantizar su correcta protección y conservación. La investigación ha sacado a la luz nuevos elementos y espacios en buen estado de conservación que están siendo estudiados por un equipo de la empresa especializada Tibicena.
Aunque la isla de La Gomera cuenta con un legado patrimonial de gran riqueza, el conocimiento acerca del periodo tanto preeuropeo como de las etapas inmediatamente posteriores es aún escaso. Con esta intervención arqueológica se pone el foco en un inmueble que fue clave para el desarrollo del municipio de Hermigua y de la isla en general .
De hecho, la importancia del convento va más allá de su aportación a la historia religiosa de Canarias puesto que este enclave se convirtió también en el eje cultural de la isla desde su creación a principios del siglo XVII hasta el siglo XIX, que cerró definitivamente sus puertas y pasó a manos privadas.
La directora general de Patrimonio Cultural, Nona Perera, explica que este proyecto “parte de la iniciativa de Emilio Trujillo, vecino de Hermigua y propietario de parte del área conventual”. Gracias a su interés por rescatar la historia del municipio, “se han podido localizar diferentes áreas al aire libre que se complementan con los espacios conservados doscientos años después de las desamortizaciones”, sostiene.
Cabe recordar que este convento preserva restos originales e intactos pero la ruina progresiva del conjunto ha hecho que hoy en día el complejo arquitectónico aparezca en algunas zonas totalmente devastado y en un continuo deterioro, “corriendo el riesgo de desaparecer por completo”, asegura Octavio Rodríguez, arqueólogo.
La intervención propuesta estaba encaminada a generar una primera evaluación del solar existente, conocer el alcance físico y de preservación de los restos arqueológicos que permanecían ocultos en el subsuelo.
Ahora bien, “antes de excavar se hizo una investigación bibliográfica para delimitar la realización de los sondeos en los lugares que podrían ser más fértiles. Además, las fuentes orales han sido imprescindibles para tratar de localizar algunos de estos espacios que no se veían a simple vista”, aclara Rodríguez.
Con la documentación previa, se señalaron los lugares que eran más propicios para empezar los trabajos, “en este caso se plantearon cinco sondeos y en todos los niveles aparecieron empedrados originales”, adelanta Robert Gómes, arqueólogo.
En cuanto a materiales, “lo más relevante ha sido el hallazgo de un capitel que parece ser de la época en la que estaba funcionando el convento porque coincide con los que se conservan todavía en otras zonas del solar”, subraya Gómes, “estamos estudiándolo”.
Los resultados obtenidos permiten plantear nuevas excavaciones en extensión en las áreas con mayor potencialidad arqueológica para hacer visible y comprensible los vestigios preservados y recuperar así otros elementos que revelen información de la vida de este emblemático conjunto religioso.