El bólido que sobresaltó a Canarias el pasado 30 de noviembre con una explosión que se oyó en varias islas y dejó huella en la red de vigilancia sísmica tenía menos de un metro de diámetro y se desintegró a unos 20 kilómetros de altitud, en un punto del cielo cercano al sur de Gran Canaria.
Investigadores del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC, del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña y del Instituto Geográfico Nacional han presentado en la 54 edición de la Conferencia sobre Ciencias Planetarias y Lunares los resultados de su estudio sobre ese meteoro, que adelanta el diario Canarias Ahora.
Aunque no se consiguieron imágenes del bólido, porque cruzó el firmamento muy cerca del lugar donde se encontraba el sol en ese momento y el cielo estaba cubierto de nubes en varias islas, los científicos han conseguido inferir su trayectoria y sus características a partir de los testimonios de varias personas que lo vieron y, sobre todo, gracias a su huella sonora, recogida en al menos seis estaciones de vigilancia sísmica de Canarias.
Con todos los datos recopilados han deducido que el meteoro fue visto por primera vez al norte de Fuerteventura a unos 100 kilómetros de altitud, que sufrió al menos dos roturas en su trayectoria visible y que se desintegró a unos 20 kilómetros de altitud en zona sobre el mar situada a unos cinco kilómetros al sureste de Maspalomas, conforme explican un breve artículo al que ha tenido acceso EFE.
También creen que se trata de un objeto condrítico (rocoso, no metálico) que no fue detectado por ningún satélite antes de penetrar en la atmósfera terrestre, de menos de un metro de diámetro y cuyos restos, si es quedó alguno, se perdieron en el mar.