Reflexionar, planear y actuar. Y por el camino ir solventando todas las dificultades y problemas que siempre surgen cuando alguien pretende hacer algo. Esta es la base para que la “buena” política sirva a los intereses de los ciudadanos.
Esta pasada semana en La Gomera se han inaugurado dos hitos completamente diferentes, pero complementarios. En uno de ellos avanzamos hacia el modelo de una isla no contaminante, limpia, neutral en su relación con el medio ambiente. Y en el otro nos movemos hacia una sociedad solidaria que no admite dejar a los mayores abandonados a su suerte.
A veces se dice de alguien, despectivamente, que es un soñador. Pero tener sueños no solo no es malo, es imprescindible para nuestra salud mental. Y cuando hablamos de las sociedades, los sueños del futuro son los objetivos hacia los que queremos encaminar nuestro rumbo. Lo que pasa es que para que los sueños se hagan realidad hay que trabajar. Hacer que las cosas sucedan. Proyectar y ser capaces de llevar esos proyectos a buen término.
Esta pasada semana hemos inaugurado, primero, cinco nuevos parques eólicos con una capacidad de doce megavatios, capaces de abastecer el consumo de once mil hogares lo que supone colocar a nuestra isla en una posición de salida hacia la soberanía energética. Hace años soñamos con este proyecto porque consideramos que las energías renovables, no contaminantes e ilimitadas, suponen sintonizar al ser humano con la naturaleza. Porque pensamos que la mejor manera de apostar por el desarrollo es aprovechar los recursos de nuestro planeta para generar energía sostenible capaz de servir al desarrollo económico y las necesidades de nuestra sociedad.
La producción de estos cinco nuevos parques supera la demanda actual de La Gomera y permitirá, cuando se produzca la interconexión por cable con la isla de Tenerife, exportar energía volcándola a la red de esa isla. Pero lo más importante, nos hará independientes de la importación de derivados de los hidrocarburos, reducirá la factura energética, nos ayudará a ser más competitivos y evitará la emisión de unas 23.000 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Queremos una isla verde, cien por ciento descarbonizada. Y poco a poco, paso a paso, vamos avanzando en ese objetivo con acciones para transformar y modernizar la recogida selectiva y el tratamiento de los residuos sólidos, con campañas de protección y cuidado de los montes, con planes de reforestación, con la protección y mejora de la reserva de la biosfera o en la transición hacia la movilidad eléctrica, entre otras estrategias.
Una isla moderna, pero que no abdica de los valores de una sociedad solidaria y responsable con los suyos. También esta pasada semana inauguramos un nuevo centro de mayores con capacidad para 200 residentes y dotado de las mejores instalaciones y servicios. Un centro en el que vamos a atender como se merecen a quienes requieran de la ayuda de las administraciones públicas.
En las Islas Verdes, como La Palma, El Hierro y La Gomera, el problema de la atención a los mayores es incluso más perentorio que en el resto de Canarias y del Estado. Muchas familias han visto partir a sus hijos en busca de horizontes profesionales y oportunidades laborales en las dos grandes islas o en la Península. El desarraigo familiar deja a los mayores solos para enfrentarse a la vejez. La Gomera se encargará de que quienes nos sacaron adelante a todos, en condiciones de extrema dificultad, no pasen necesidad, ni sufran carencias o falta de atención en el último tramo de sus vidas. En una isla donde tenemos una tasa de población envejecida superior al 21% hay que prever las plazas suficientes para que los mayores tengan la atención que se merecen.
Con estas dos inauguraciones, más las que seguiremos haciendo en el futuro próximo, seguimos demostrando que somos capaces de construir una sociedad mejor. Que somos capaces de hacer lo que decimos, de cumplir lo que prometemos y de hacer lo que nuestra gente necesita.