Vuelvo a la política activa. La de mojarse y no sólo opinar en redes sociales. La de cuestionarse por qué las cosas se hacen de una manera y no de otra. La de concluir que si quieres algo, tienes que ir a buscarlo porque si no sólo te traerán lo que algunos quieren, que será mejor o peor, pero es siempre su solución. La única disponible. Pero no la única posible.
Y vuelvo apoyando la plataforma de encuentro, el espacio de convergencia que se ha constituido en el entorno de las opciones nacionalistas canarias de CC y NC en San Sebastián de La Gomera. Y vuelvo como independiente en su lista. Vuelvo más como ciudadano que quiere aportar que como ondeante de ninguna bandera. No soy militante de ninguna de esas opciones pero personas que las componen me han ofrecido las condiciones que entiendo adecuadas para poder desarrollar una actividad política en línea con aquello que muchos vecinos esperan de mí e incluso algunos me pedían personal y púbicamente: rigor, transparencia, honestidad, compromiso con el interés general por encima del particular y trabajo. Valores transversales a las siglas de cualquier partido y que seguro comparten personas de distinta ideología. Y, tampoco nos engañemos, en política local las siglas se difuminan enormemente. ¿Qué ideología se puede aplicar a que las calles estén limpias, el alumbrado funcione o tengamos un pueblo motivo de orgullo para los que vivimos en él (y también para los demás gomeros, que la sientan como su capital) y deje el mejor de los recuerdos de los que nos visitan?
Y todo esto no lo consigue una sola persona. Nadie tiene una varita mágica y los superhéroes, mejor dejarlo para el mundo del cómic.
Un equipo de personas comprometidas se hace imprescindible para afrontar estos desafíos. Y creo que lo tenemos. Además, equipo no debe ser una palabra vacía, para quedar bien, donde se dice una cosa y se hace otra. Y como muestra de ello, de creer en el trabajo en equipo , les informo que me he autopropuesto a no encabezar la lista. Voy como número tres. ¿Y eso por qué? Pues:
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Si somos equipo, no hay estrellas.
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Es un acuerdo entre las personas que componen dos fuerzas políticas preexistentes a las que hay que respetar y al que me sumo como independiente desde cuya posición me ofrezco para aportar ese tercer enfoque, esa óptica alejada que puede aportar soluciones a los dilemas de la efervescencia de los partidos políticos. Efervescencia necesaria para una democracia sana porque los monolitos ideológicos se aproximan a dictaduras.
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Aquellos que me quieren ver en política, deben movilizarse en estas elecciones. Necesitamos mucha participación y compromiso para poder influir en el futuro gobierno de nuestro pueblo.
Y créanme que estoy muy ilusionado con el proyecto. Un equipo, repito, un equipo con un perfil de personas nacidas aquí, crecidas aquí, que salimos a formarnos y hemos vuelto, que tenemos raíces propias (qué mayor raíz que formar una familia en nuestra tierra) y, lo más importante, nuestro futuro pasa por estar aquí.
Personas que no dependemos económicamente de la política y que asumimos libremente el esfuerzo y el desgaste que supone. Y aquí aprovecho para hacer un inciso e informarles públicamente de uno de mis compromisos que asumo como algo estrictamente personal: no estaré más de ocho años en el mismo cargo, si mis vecinos renuevan la confianza.
Que nos puede la ilusión de demostrar que se pueden hacer las cosas de una manera distinta y, a nuestro modo de ver, mejor. Que conocemos el mundo de la política real que a muchos desencanta y, sin embargo, o precisamente por eso, seguimos pensando que se pueden y deben cambiar las cosas. Que no todo está predestinado a que las cosas sucedan porque así se ha hecho siempre. Que creemos en la “segunda transición” que necesitamos para conseguir un San Sebastián del mundo del siglo XXI. Un cambio en nuestra sociedad y en la forma de entender y hacer política, donde el pueblo esté al lado, de la mano de su administración y no detrás.
Son muchas más las cosas que tenemos que proponerles y contarles. Pero para eso ya vendrá el tiempo electoral. Y sobre todo queremos responderles a esas preguntas que seguramente rondan en su cabeza, incluso las que pueden ser incómodas para nosotros. La transparencia y la honestidad no son negociables ni deben ser vacías.
Yo tengo dos preguntas que suponen para mí la matriz de todo:
¿Y si hay otra manera?. ¿Y si además puede ser mejor?. Buscaré la respuesta a esas preguntas. Y espero que con el apoyo de todos los que se las han hecho, se la hacen y se la harán y quieren encontrar dichas respuestas.
Esto no ha hecho más que empezar.