El senador de La Gomera por ASG, Fabián Chinea, tomó este jueves posesión como representante de la isla en la Cámara Alta. En la que será su segunda legislatura, asegura sentirse “con muchas ganas de seguir trabajando por que La Gomera y el Archipiélago canario sean tratados como se merecen”. Una ilusión que no impide mostrarse realista “por las enormes oportunidades, pero también los retos que tenemos por delante”.
Chinea, que actuó de nuevo como secretario de la Mesa de la sesión constitutiva junto a los otros tres senadores más jóvenes del Senado, se comprometió a seguir siendo la voz de Canarias en Madrid. En especial de las islas verdes, que se enfrentan a retos como la recuperación demográfica, la diversificación económica, el impulso del sector primario, la conectividad aérea y marítima o la mejora de infraestructuras básicas.
Otra de las aspiraciones del senador gomero es contribuir a que “el diálogo y el debate del Gobierno de España con las Comunidades Autónomas sirva para consolidar los derechos anclados en nuestro Estatuto de Autonomía y nuestro Régimen Económico y Fiscal que suponen una garantía para la cohesión social y territorial de las islas”.
En el arranque de la XV Legislatura, el senador de La Gomera tuvo presente en todo momento la situación que vive la isla de Tenerife, asolada por un incendio de enormes proporciones. “Tragedias como esta son la dolorosa prueba de las necesidades de infraestructuras que tenemos en las islas”, dijo, anunciando su compromiso en la búsqueda de soluciones desde su labor en la Cámara Alta.
En lo que respecta a su isla, el senador se refirió a la urgencia de acometer planes de mejora en la gestión del suministro energético en La Gomera, otra necesidad que quedó de manifiesto con el apagón del pasado mes de julio y que a día de hoy supone otra prioridad en su agenda.
Al inicio de este nuevo camino, Fabián Chinea, el senador canario con más iniciativas presentadas en la anterior legislatura, quiso citar a su paisano, el ilustre escritor de Vallehermoso Pedro García Cabrera, que reflexionó sobre la condición geográfica que marca a los isleños y que en su ajetreada vida se refugió a menudo en esta coplilla popular: “Solo no estoy / Están conmigo siempre horizontes y manos de esperanza”.