GOMERANOTICIAS.- No es fácil asumir la Alcaldía y las labores de Gobierno Municipal a apenas semanas de dar comienzo unos festejos de la envergadura de unas Fiestas Lustrales de La Gomera. Y eso es lo que sucede cada lustro en el que coinciden elecciones municipales con la llegada el mismo año de la Virgen de Guadalupe a la bahía capitalina desde Puntallana. Se debe tener en cuenta que la actual Corporación Municipal tomó posesión el pasado 17 de junio de 2023.
Unos festejos cuyo programa incluye más de 150 eventos repartidos prácticamente a lo largo de varios meses. Algunos de ellos han sido contratados o ‘encaminados’ por una Corporación anterior y en otros muchos, hay que proceder a su impulso con todo lo que ello representa y con el agravante de la presencia de un verano, que ralentiza o aminora la maquinaria administrativa tanto privada como pública a todos los niveles.
Por eso ser Alcaldesa, asumir esa responsabilidad justo en estos momentos al tiempo que hay que hacer frente a la propia gestión municipal no es fácil y mucho menos con unos festejos, que a diferencia de antaño tienen la presión popular tradicional a lo que se le añade la digital especialmente las redes sociales donde aparecen críticas o alabanzas al minuto de finalizar un acto y en algunos casos con comentarios que pueden ser o rozar hasta lo insultante. Así es una Lustral en el año 2023. Será Angélica Padilla por cierto, la primera alcaldesa en la historia –que se conozca– que se dirigirá a la Virgen de Guadalupe en su recibimiento en nombre de sus ciudadanos y ciudadanas.
Hasta este momento, salvo la tremenda ‘metedura de pata’ de un pregonero no acorde a estos tiempos, las cosas van caminando. Con errores pero también hay que reconocer que algunos de los actos celebrados han sido de un gran nivel y cuentan con una buena organización. Ello no quiere decir, que puedan ser mejorables, pero traen consigo calidad, expectación, difusión y una gran aceptación y participación de público.
Esta semana que ahora comienza y hasta el próximo 9 de octubre transcurrirán los días grandes, los magnos conciertos, verbenas y un lleno hasta la bandera que puede duplicar la población en el territorio y todo ello se encamina hacia la máxima ‘explosión de devoción, jolgorio, alegría…’ que se produce cada vez que la Patrona Insular llega por mar a la bahía de San Sebastián.
Con conocimiento de causa podemos decir, que es quizá ese, uno de los actos protocolarios más complicados de organizar por diferentes razones, máxime teniendo en cuenta que asisten además de todos y todas las representantes institucionales de La Gomera a las primeras autoridades civiles, militares y eclesiásticas de Canarias y del Estado en el Archipiélago, ya que hay casi una simbiosis imperfecta entre la espontaneidad del gomero y de la gomera que chapotea en la orilla del mar descalzo en el momento de la llegada de la imagen desde Puntallana con la rigidez institucional de un recibimiento oficial ante el pórtico del Ayuntamiento de San Sebastián.
Un acto por cierto, que la propia Iglesia Católica y algunos de sus voceros han querido a través del tiempo modificar. El mejor ejemplo lo tuvimos recientemente con el pasado Pregón cuando se pidió casi como una plegaria, que la Virgen de Guadalupe desembarcara en el Puerto en vez de la playa, quizá con la intención de traer todo ‘organizado y planificado’ como si de una procesión se tratara desde las instalaciones portuarias hasta el edificio consistorial. Nada más lejos de esa realidad. La llegada y la recepción de la Morenita en la orilla forma parte de la singularidad del gomero por encima de credos y de parámetros milimetrados.
Para aquellos que nunca han estado en este acontecimiento en primer lugar les animamos a que no pierdan la oportunidad ese lunes. Pero en segundo lugar, les podemos garantizar que es quizá uno de los actos más bonitos de los que se celebran en Canarias. Esa llegada marinera mezclada con la entrega a la Patrona por parte del Ayuntamiento del Bastón de Mando de la Ciudad; la mezcla del sonido de centenares y centenares de chacaras y tambores, que acompañan ese recorrido de apenas unos metros pero de más de una hora de duración entre la orilla del mar y las Plaza de La Américas. Esas lágrimas que hemos visto entre mayores, que a lo mejor piensan desde hace varios lustros que es la última vez que puedan vivir esa bienvenida –y la vuelve a ver– y jóvenes que en sus caras y con sus lágrimas muestras la devoción como casi una reivindicación por ser gomeros. Y luego… el traslado nuevamente de la Morenita de Puntallana por la calle de ‘En Medio’ camino hacia la iglesia Matriz de la Asunción durante casi dos horas y a pie, es algo inolvidable y en muchos casos para los visitantes irrepetible. Sobre todo ello, la ‘magna’ entrada de Virgen con el sonido de la chácara y el tambor entremezclado con El Silbo y el Romance a la histórica Iglesia de la Asunción es algo indescriptible y fuera de cualquier cuestionamiento.
Por todo ello, eso, todo eso, no es fácil de organizar cuando ni se ha tenido mucho tiempo y cuando a lo mejor la falta de eso, no ha permitido obtener la experiencia precisa para evitar errores que la gran mayoría de la población sabe disculpar y comprender y es precisamente esa gran mayoría que ni accede ni comenta en las redes sociales. Por eso desde aquí animamos a los responsables de la organización de los actos, que no les cunda el desánimo y continúen con su labor. Dicho todo ello, no se debe olvidar la labor y la gestión que por la Fiesta tuvo la Corporación anterior, que nos consta que desde hace varios meses estaba metida de lleno en ese objetivo.
Por encima de todo lo comentado, deseamos que salga lo mejor posible. Que al final de las fiestas el balance sea muy positivo ya que así –si fuera así– no ganaría la Alcaldesa y todo su Equipo, ganaría La Gomera en su conjunto demostrando que desde esta Isla se recibe con los brazos abiertos al visitante como así ha sucedido a lo largo de la historia y que con esta celebración tradicional y ancestral de decenas y decenas de años, la Junonia Menor demuestra a todos y a todas que sus fiestas lustrales entran en el calendario festivo de Canarias por la puerta más grande.
¡Que todo salga bien!