Tal día como hoy…

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El día 30 de mayo de 1983 se celebró la primera sesión plenaria del Parlamento de Canarias, la representación institucional de la voluntad del pueblo de nuestras islas. Cuarenta y un años después la tierra en la que vivimos es muy diferente a aquella otra, que, como el resto de España, salía de una larga dictadura.

La autonomía, en el caso de los seres humanos, consiste en la capacidad para mantenernos por nosotros mismos y de asumir nuestras responsabilidades y obligaciones, afrontando los retos a los que nos somete la vida. Para Canarias la autonomía supone su capacidad para el autogobierno. Para que sean los canarios, a través de sus votos, los que elijan a sus representantes y decidan sobre su futuro a través de leyes y proyectos propios.

En cuatro décadas han cambiado muchísimas cosas. Hemos construido un pueblo más unido y más fuerte de lo que nunca fue en su historia. Las administraciones públicas, a nivel regional, insular y municipal, han creado una potente red de servicios que constituyen los pilares de un auténtico Estado del Bienestar para los más de dos millones doscientas mil personas que vivimos en las ocho islas de este Archipiélago europeo tan lejano del continente del que política y socialmente formamos parte.

Echando la vista hacia atrás, el salto que ha dado Canarias es, en algunos aspectos, espectacular. El moderno sistema de comunicaciones aéreas y marítimas ha interconectado de una forma eficiente y veloz nuestras islas y ha permitido la creación de un auténtico mercado regional. Aún quedan por hacer. Arrastramos los sobrecostes y pesadumbres de la lejanía y la ultraperifera, que provocan el encarecimiento del costo de la vida y favorece la aparición de brotes de pobreza, pero hemos conseguido que Bruselas y Madrid, que la Unión Europea y España, sean capaces de modular políticas y programas específicos adaptados a la situación especial de quienes residimos en estas islas. Sin esas medidas, destinadas a compensar el hecho archipielágico, la vida en esta tierra sería enormemente difícil. Mucho más difícil de lo que ya es.

Hace cuarenta años vivían en Canarias casi la mitad de las personas que hoy residimos: apenas un millón cuatrocientas mil almas. En aquel momento, el primer presidente autonómico, Jerónimo Saavedra, que ya no está con nosotros, ganó las primeras elecciones diciendo “Canarias es posible”, y era verdad. El sueño de un pueblo que solo existía en el papel ha terminado por convertirse en realidad. Y hoy cada uno de los canarios y canarias, de cualquier rincón de cualquiera de las islas, conoce y siente la realidad y la vida cotidiana, los problemas y las esperanzas de todos los rincones de nuestra tierra.

Ese milagro es el resultado del trabajo de muchos. Del esfuerzo de todos y cada uno de los que, en el sector público o privado, en la sanidad o en el transporte, en la educación o en la industria, en el comercio o en el turismo, construyen cada día los cimientos de un mañana mejor. De los que afrontan los problemas sabiendo que se pueden superar. Para que dentro de cuarenta años hayamos dado el mismo salto de gigante que hoy vemos cuando miramos a nuestro pasado.

Feliz día para todos los canarios y canarias.