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Un error de cálculo; menos fondos para Canarias

Casimiro Curbelo

El significado o, mejor dicho, el impacto de un resultado matemático, no ha tenido tanta trascendencia para Canarias como el error de cálculo que se ha venido cometiendo desde el año 2000 en el cómputo del Producto Interior Bruto de las islas. Para que nos entendamos: nuestra riqueza se ha calculado mal y se ha inflado entre cuatro y cinco puntos más de lo real, y sus consecuencias no han sido nada beneficiosas.

De esto, hasta ahora, se ha hablado muy poco, pero cuando la economía de una familia pierde dinero por no planificar bien o sus estimaciones de gasto se ven afectadas por no tener en cuenta diferentes factores, es cuando empiezan a saltar las alarmas. Y este caso lo he expuesto durante esta semana en varios medios de comunicación.

Durante 24 años nuestros índices de riqueza no han sido reales. Y decir que somos más ricos de lo que realmente somos ha supuesto que, entre 2014 y 2020 , hayamos dejado de recibir más de 840 millones de euros de fondos europeos, y queda por saber cuántos más hemos perdido desde esa fecha hasta ahora. Una cantidad que para estas islas supone una grave pérdida, porque estos recursos hubieran sido materializados en medidas para la competitividad económica, la compensación de sobrecostes y, por supuesto, en el bienestar de los ciudadanos de esta tierra.

Pero a la pérdida de estos fondos se une el incremento de la deuda pública que, previsiblemente, tras la revisión del cálculo del PIB se situará muy por encima del 11,5% actual. Llevando consigo un reajuste de la planificación de las propias cuentas autonómicas, porque, de una y otra forma, nos afecta muy directamente.

Ahora queda preguntarse de qué forma puede Canarias ser compensada por un error cometido desde el Instituto Nacional de Estadística (INE), y que varios profesores universitarios ya habían advertido. Hay que abrir un espacio de diálogo para amortiguar el impacto que esta situación ha tenido sobre el archipiélago, que de forma errónea ha sido considerado como una región en transición, cuando en realidad debería haber estado incluido en los fondos europeos como región menos desarrollada.

Todos debemos coincidir en que una vez enmendado el error, que parece que estará solucionado a partir del 1 de enero del próximo año, tocará determinar la cantidad de recursos perdidos, sin olvidar de que tanto Bruselas como España deberán caminar hacia un modelo armonizado para un cálculo que evite más problemas como este. Este es un ejemplo más del flagrante desconocimiento de nuestro Régimen Económico y Fiscal.

Es cierto que en Canarias, al menos, hasta ahora, no se le ha dado la relevancia que este asunto tiene. Espero y confío en que durante las próximas semanas se den pasos en la dirección que he planteado. No estamos en condiciones de que reduzca nuestra capacidad de gasto y, mucho menos, de que los recursos que llegan vengan mermados por esta realidad. Yo espero que a quien corresponda haga los cálculos del daño producido y se exijan responsabilidades, como no puede ser de otra manera.

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