Este sábado, 9 de noviembre, en la catedral de Sevilla, España, será beatificado José Torres Padilla, cofundador del Instituto de las Hermanas de la Cruz, en la Misa que será presidida por el prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro. El Postulador: “La vida del sacerdote gomero estuvo marcada por las virtudes de la humildad y caridad. Su ciencia y la gracia de Dios eran la fuente que inspiró su apostolado, y la atención caritativa de los más pobres».
“La beatificación del sacerdote gomero es causa de fiesta para España, especialmente para la archidiócesis de Sevilla y para la diócesis de San Cristóbal de La Laguna, por ver glorificado a este canónigo y presbítero diocesano al que Dios le otorgó la gracia de ofrecerse a sí mismo, imitando a Cristo, muerto en cruz”, es cuanto afirma don Salvador Aguilera López, Postulador de la Causa del Beato José Torres Padilla, cofundador del Instituto de las Hermanas de la Cruz, quien será beatificado este sábado, 9 de noviembre, en la catedral de Sevilla, España, en la Santa Misa que será presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos.
Un pastor según el Corazón de Cristo
El Postulador de la Causa del Beato José Torres Padilla recordó que, el Papa Francisco en la Carta Apostólica de beatificación define al presbítero diocesano y cofundador del Instituto de Hermanas de la Compañía de la Cruz como un «Pastor según el Corazón de Cristo, prudente padre espiritual y asiduo ministro del sacramento de la reconciliación».
“Nacido el 25 de agosto de 1811 en San Sebastián de La Gomera, capital de dicha isla en el archipiélago canario. El pequeño José, educado por sus padres en la práctica de las virtudes, recibió el sacramento del Bautismo el 31 de agosto en la parroquia de la Asunción y, en torno al templo parroquial, fue descubriendo su vocación al sacerdocio. Consciente de la llamada que le hacía el Señor a consagrar su vida para los demás, comprendió que se debía dedicar al estudio de las ciencias humanas y divinas, en las ciudades españolas de San Fernando de La Laguna, Valencia y Sevilla”.
Su ministerio presbiteral y su apostolado
Asimismo, don Salvador Aguilera señaló que, tras su ordenación presbiteral en Sevilla el 27 de febrero de 1836, José Torres “dedicó su ministerio sacerdotal al cuidado de los cuerpos y de las almas, señalándoles el camino para alcanzar la vida eterna”, y nutría una enorme preocupación por los pobres.
“Su ciencia y la gracia de Dios serán la fuente que inspire su apostolado, especialmente en la dirección espiritual y en la administración del sacramento de la reconciliación, como también en la atención caritativa de los más pobres y necesitados, acompañando la limosna material con una palabra divina y una sonrisa humana”.
Sus dotes intelectuales y la fama de santidad
El Postulador también subrayó los “dotes y la fama de santidad” que llevaron al beato Torres a ser nombrado examinador sinodal en varias diócesis españolas y consultor teólogo del Concilio Vaticano I, donde fue conocido y estimado por numerosos Prelados y por el mismo beato Pio IX.
“Fue la obediencia la que le llevó, en el año 1871, a la aceptación del nombramiento de canónigo de la Catedral hispalense, donde conocería a otras almas a las que dirigirá espiritualmente, entre las cuales destaca santa Ángela de la Cruz, la pobre zapatera sevillana junto a la cual fundaría el Instituto de las Hermanas de la Compañía de la Cruz. En el Sermón que pronunciaba con motivo del primer aniversario de la fundación de la Compañía de la Cruz decía: «La caridad de la Iglesia, la vida esencial de la sociedad humana es y será siempre la caridad. Somos creados para amar y ser amados, y amar al sumo bien Dios, y a todo hombre por Dios»”.
Eucaristía y María entretejían su apostolado
Además, don Salvador Aguilera destacó que, la fuente y el motor de la jornada del canónigo Torres era la “Celebración Eucarística, la cual celebraba con gran devoción y recogimiento”. Amaba y hacía amar a la Madre de Dios, la cual estaba siempre en sus labios y a la cual dedicaba largos ratos de conversación con el rezo del santo rosario, que siempre tenía en sus manos.
“Su vida estuvo marcada por las virtudes de la humildad y de la caridad, acompañadas siempre por el semblante orante de un amigo de Dios que, en penitencia y pobreza, entregó su alma a Dios en la capital de Andalucía, un día 23 de abril de 1878, dejando una profunda huella en cuantos le conocieron y cuya fama se ha trasmitido, de generación en generación, hasta nuestros días”.
El proceso de beatificación
El proceso de beatificación, en fase diocesana, comenzó en Sevilla en mayo de 2014 y se clausuró en 2016. En el curso de la Sesión Ordinaria de los Padres Cardenales y Obispos del 17 de mayo de 2022, se reconoció que vivió las virtudes teologales y cardinales en grado heroico. Por ello, el Santo Padre dispuso que se emitiera el Decreto por el cual era declarado Venerable.
Al mismo tiempo que avanzaba el proceso en Roma, tenía lugar en el año 2018 una curación, sin explicación médica, atribuida al sacerdote gomero. Del 28 de enero al 9 de abril del año siguiente tuvo lugar, en la capital hispalense, el proceso diocesano de la presunta curación de una Hermana de la Compañía de la Cruz.
Este hecho es el que ha llevado a que, con fecha de 14 de marzo del presente año, en audiencia concedida al Cardenal Marcelo Semeraro, prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, el Sumo Pontífice autorice la promulgación del decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión del Venerable Torres Padilla.
“Nuevamente unidos los nombres de Ángela Guerrero y José Torres, fundadora y cofundador de la Compañía de la Cruz, al obrarse el milagro en una hija de ambos. Una dura prueba para esta hermana de la Cruz, tromboembolismo pulmonar bilateral masivo e infarto pulmonar, que la ha llevado a confiarse a la intercesión paternal del que, a partir de este 9 de noviembre, será llamado Beato”.