El uso del entorno online ocupa una parte importante de nuestro tiempo, eso no es ninguna sorpresa. Pero, a lo mejor, tenemos en mente la idea de que ese tiempo se limita a la navegación a través de las webs; nada más lejos de la realidad. Basta con quedarse sin cobertura para averiguar hasta qué punto este universo digital afecta nuestra jornada cotidiana. Se calcula que los españoles pasamos, de media, unas 5 horas y 42 minutos al día conectados (un poco menos que el promedio mundial).
En los últimos años, el móvil se ha convertido en el dispositivo estrella para acceder a la red, a gran distancia de los equipos clásicos, como el ordenador. Las nuevas redes de datos, junto con la comodidad de este aparato electrónico y la generalización de su uso, están tras este fenómeno que, para una gran mayoría, ya es más que evidente.
Por supuesto, existen otros “Gadgets”, habitualmente enlazados al móvil, que también están adquiriendo protagonismo. Los Smartwatches son el ejemplo más visible. Aunque algunas fuentes apuntan a que las gafas inteligentes pueden convertirse, a mediano plazo, en el dispositivo de referencia en nuestras vidas.
Al final, de una forma u otra, todo gira en torno a la capacidad que tengamos de conectarnos, para la mayoría de quehaceres diarios, como informarnos, comunicarnos, hacer trámites, etc. Hasta este punto, le hemos dado un enfoque a estos datos centrados en nuestra vida privada. Pero, claro está, a nivel empresarial y profesional, internet ha pasado a ser un elemento básico para la actividad.
Ya sea a nivel de organización y gestión, o para la productividad en su especialidad, la red resulta imprescindible. Ningún sector se escapa de este escenario. Lógicamente, las empresas tecnológicas hacen un uso constante; pero mercados tradicionales, como la agricultura o la construcción también se benefician, de forma ininterrumpida, del entorno online.
Por tanto, cualquier evolución en las opciones de conexión puede tener un notable impacto en el desarrollo de la actividad empresarial. Y esto nos lleva a un nuevo paradigma en lo que a acceso a internet se refiere y a la interconectividad, tan relevante en nuestros tiempos. Nos referimos a un fenómeno en plena fase de implantación: el IoT, también conocido como “Internet of Things”.
Con esta nueva tecnología se amplía la gama de dispositivos que pueden conectarse entre ellos y, al mismo tiempo, con la red, alcanzando a objetos cotidianos y otros de uso profesional, que incorporan sensores y procesadores para recabar información, así como recibir y generar órdenes de acción. En definitiva, se crea una nueva red de aparatos, conectados entre sí y con internet, que hasta ahora funcionaban de forma independiente.
Esto tiene, evidentemente, un potencial enorme a muchos niveles. Hasta ahora, se ha puesto el ejemplo de utilidades en ámbito privado, como son los electrodomésticos inteligentes o las cámaras de seguridad domésticas que desarrollan un sistema integral. No faltan sus aplicaciones para los innovadores accesorios de videojuegos o para acceder al abanico de slots nuevos de la próxima generación, que pueden incluir entornos avanzados y la utilización de movimientos naturales del cuerpo.
Pero, en el ámbito empresarial, el IoT presenta una serie de funcionalidades que pueden representar un impulso muy importante, especialmente en áreas como la productividad, la calidad o la seguridad. En caso de incidencias, la respuesta puede ser mucho más rápida gracias a los dispositivos dotados de sensores y además, mucho más eficiente si tienen la posibilidad de automatizar su acción. Pensemos, por ejemplo, en los sistemas contra incendios.
También reducen costes, puesto que evitan desplazamientos (con el consiguiente beneficio para el medioambiente) y reducen el factor de error humano en determinadas decisiones, aportando más datos objetivos. Por otra parte, su monitorización de las fases productivas puede ayudar a optimizar procesos en sectores como la manufactura de productos de consumo.
La logística también se puede beneficiar de un control más exhaustivo y dar mejor respuesta a los problemas generados. Además, esta herramienta facilita integrar información de otras tecnologías que están ganando terreno en la sociedad actual, como la inteligencia artificial, que permitirá analizar los datos y extraer patrones de gran utilidad para la creación de estrategias y planificación de la intervención.
De hecho, las aplicaciones son muy variadas y prometedoras, y lo mejor es que ya existen algunos ejemplos de su uso en la región en sectores como el turismo. Todo ello representa una excelente oportunidad para el crecimiento del tejido empresarial en las islas, que pueden solventar diversos obstáculos de desplazamientos que genera su situación geográfica, así como disminuir costes para resultar más competitivos en este mercado global actual.