Román Rodríguez

Por Román Rodríguez.- Para que fuera posible constituir el actual Gobierno estatal presidido por el socialista Pedro Sánchez resultó determinante el apoyo parlamentario de los nacionalistas catalanes y vascos y, en mucho menor medida, del gallego. La otra posible fórmula para la gobernabilidad, con el PP al frente del Ejecutivo contó con el voto favorable de Vox, así como de los regionalistas conservadores de UPN y CC, pero los números no eran suficientes para lograr la investidura de Núñez Feijóo. El líder conservador tenía y tiene muy difícil sumar a los partidos nacionalistas mientras insista en pactar con la extrema derecha racista, xenófoba y profundamente centralista. Su única opción parece radicar en sumar con Vox 175 escaños. A lo que podría ayudar el actual descalabro a la izquierda del PSOE.

El Estado español es sumamente complejo, con una definición de su modelo territorial que se encuentra inacabada y tensionada. Con nacionalidades y regiones en las que los partidos de exclusiva obediencia local tienen un gran peso -Euskadi, Cataluña, Galicia, Navarra y Canarias- y otras con un peso social y electoral menor, pero relevante, caso de la Comunidad de Valencia, Baleares, Aragón o Cantabria. Y por supuesto, con varias comunidades (Madrid, Castilla La Mancha, Castilla León, Extremadura…) en las que prácticamente operan en solitario los partidos estatalistas y en donde no hay debate alguno en torno a las identidades, al sentirse la mayoría de su población solo española o más española que de su comunidad.

Luego, en el interior de cada una de las nacionalidades, se producen sensibles diferencias en el espacio de las formaciones de ámbito de decisión territorial propia, que no es en modo alguno homogéneo. En el catalanismo, en el vasquismo o en el canarismo. Con opciones partidarias conservadoras y otras de carácter progresista. Con criterios diferenciados en torno a la fiscalidad, el modelo económico, los servicios públicos o en la cuestión nacional.

Euskadi

Esto es evidente en el caso del País Vasco, una de las comunidades con mejores parámetros económicos y sociales, donde las dos formaciones nacionalistas consiguieron en los comicios del pasado mes de abril el 68% de los votos y 54 escaños (el 72% de los 75 integrantes de su Parlamento), con un empate a 27 actas entre PNV y EH Bildu. Detrás, y mucho, quedaron el PSE-PSOE, con 12, PP (7), Sumar (1) y Vox (1). El porcentaje de las derechas estatalistas apenas superó el 11%.

En el caso de los últimos comicios generales, los celebrados en julio de 2023, se produjo un triple empate a cinco escaños entre PSE-PSOE (25,27%), PNV (24%) y Bildu (23,9%), frente al 11,1% de Sumar (un acta). Mientras que PP, con dos escaños, y Vox, cero, aunaron entonces el apoyo del 13,74% de los votantes.

El PNV -una derecha socialcristiana, mucho más moderada que la española- gobierna en Euskadi, como en otras ocasiones, mediante un pacto con el PSE-PSOE. Y observa con enorme preocupación el constante y sólido ascenso de la izquierda que representa Bildu, sustentado en el fin de la violencia y en un programa de profundo contenido social. No situando en el periodo más reciente en un primer plano las reivindicaciones de carácter nacional, sino centrándose en aspectos como la calidad del empleo, la sanidad o los problemas de acceso a la vivienda. En una comunidad, la vasca, en la que el apoyo ciudadano al independentismo curiosamente se ha reducido notablemente en la última década hasta situarse en torno al 22%.

Cataluña, Galicia y Valencia

El nacionalismo catalán vive una situación traumática tras el fracaso del próces. Derrotado por el PSC-PSOE en las últimas autonómicas, las del 12 de mayo de 2024, hoy preside la comunidad el socialista Salvador Illa, que fue apoyado en su investidura por ERC y Comuns Sumar. Se han acentuado las diferencias entre Junts, la derecha catalanista, y la izquierdista ERC. Sobrevive el independentismo radical de izquierdas que representa la CUP. Y, además, ha surgido una cuarta opción soberanista, de extrema derecha, Alianza Catalana, con un discurso centrado en el rechazo a la inmigración. En Cataluña hay dos partidos soberanistas de izquierda y dos de derechas. Las derechas estatalistas, PP y Vox, aglutinaron casi el 19% de apoyo ciudadano en las urnas.

Aunque los independentistas perdieron la mayoría absoluta que mantenían en la Cámara catalana desde 1980, no hay que olvidar que sus tesis son apoyadas por un 41% de los catalanes y catalanas; y que son muchos más los que consideran que hay que superar el actual marco de un Estatut votado favorablemente en Cataluña y en el Congreso, ratificado en referéndum, y que fue recortado de forma considerable por el Tribunal Constitucional tras ser recurrido por el PP.

En Galicia, el BNG, una opción nacionalista de izquierdas, se convirtió en segunda fuerza en las elecciones autonómicas de abril, con el 31,6% de los votos, pero no logró sumar lo suficiente con el PSOE como para sacar de la Xunta al PP. Los conservadores representan en Galicia una formación con gran arraigo territorial, de tono galleguista, que volvió a conseguir una mayoría absoluta. Sumar y Podemos quedaron fuera de la Cámara gallega, al igual que Vox. En los comicios estatales, el PSOE suele lograr mejores resultados que en los autonómicos, mientras que el BNG obtiene una representación muy modesta. En las elecciones generales de 2023 el BNG logró un diputado por los siete del PSOE.

En la Comunidad de Valencia, Compromís, formación con la que mantenemos una estrecha colaboración, representa el valencianismo de izquierdas, consiguiendo un 14,33% de las papeletas en las últimas autonómicas. En el espacio conservador Unión Valenciana, una organización regionalista que llegó a tener presencia en el Congreso de los Diputados, en el Senado y en las Cortes valencianas, terminó finalmente integrada en el PP.

Canarias

En nuestra comunidad hay dos partidos territoriales de obediencia canaria con representación en el Parlamento de Canarias, a lo que se suman fuerzas de carácter insular en La Gomera y en El Hierro. En las últimas autonómicas, las de mayo de 2023, aunaron el 30% de las papeletas, con un 21,84% para CC (19 escaños) y un 8,07% para NC-bc (5), en unos comicios en que la primera fuerza fue el PSOE (23 actas, con un 27,17% de votos). CC preside la comunidad en pacto con el PP. El PP logró el 19,4% de los sufragios y Vox el 7,85%, un total del 27,25% para las derechas estatalistas.

En Nc-bc mantenemos notables diferencias con CC respecto a la fiscalidad; no aceptamos que se reduzcan los impuestos a la minoría con más recursos económicos y se castigue a las rentas medias y bajas, como hace el actual Gobierno de Canarias. También discrepamos abiertamente respecto al modelo turístico, defendiendo poner límites al crecimiento en función de las circunstancias de cada isla e implantar una ecotasa a quienes nos visitan, planteamientos a los que CC se opone frontalmente.

Nos diferenciamos, asimismo, en relación con la implantación de las energías renovables y el papel que debe jugar el gas en la transición energética. En su maltrato a los servicios públicos, como estamos viendo con las universidades canarias o en su incumplimiento del 5% del PIB en educación. O en asuntos de solidaridad internacional. Además, CC votó favorablemente la fracasada investidura de Feijóo junto al PP, Vox y UPN; y hasta gobiernan algún ayuntamiento canario con los de Abascal. NC-bc no apoyará ningún Ejecutivo con la ultraderecha de por medio.

En definitiva, Nueva Canarias-Bloque Canarista es una organización política de izquierdas. Coalición Canaria, conservadora. Y, por esa razón, como ocurre con absoluta normalidad en otras nacionalidades y regiones, en esta tierra conviven dos formaciones de exclusiva obediencia canaria, CC y NC-bc, que mantienen coincidencias en algunos temas que afectan a la defensa de las especificidades de Canarias en el ámbito estatal o en la Unión Europea. Pero que, al mismo tiempo, sustentan profundas diferencias políticas, económicas, sociales y medioambientales que conforman dos proyectos muy distintos. El conservador de CC y el del canarismo progresista de NC-bc.

Un canarismo progresista, comprometido en la defensa de la mayoría y una economía sostenible que contribuya al bienestar en las Islas, en el compromiso con los derechos humanos y la democracia y el consiguiente rechazo a la extrema derecha machista, racista y negacionista. Así como en la búsqueda de una mayor confluencia de las personas y grupos que forman parte de la izquierda canaria. Un compromiso de progreso que pretendemos consolidar y fortalecer en el VI Congreso nacional que celebraremos en julio del próximo año.

Román Rodríguez es presidente de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc).