Tras su reciente éxito en los auditorios de Tenerife y Gran Canaria, la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria hace esta semana una segunda comparecencia en el 41 Festival de Música de Canarias, esta vez con un concierto extraordinario en La Palma y La Gomera. Con la batuta de Karel Mark Chichon y con el pianista Isaac Martínez Mederos, interpretarán un exquisito programa que incluye piezas de Turina y Tchaikovsky, además de afrontar el estreno de la obra de encargo a la canaria Cecilia Díaz Pestano.
Los conciertos serán este viernes 24 de enero, en el Teatro Circo de Marte de La Palma, donde apenas quedan entradas; y el sábado 25 en el Auditorio de La Gomera, con butacas aún disponibles. Se pueden adquirir a través de www.festivaldecanarias.com, o directamente en las plataformas de venta habituales de ambos espacios o en taquilla. Para ambas citas, el FIMC cuenta con el apoyo de Fundación DISA.
La velada comenzará con la interpretación de la obra de entreno ‘Ángel de Arena’, de la compositora canaria Cecilia Díaz Pestano que, según ella misma señala, trata de “evocar la imagen de un niño descubriendo por primera vez la orilla del mar de manera consciente”. Está dividida en cuatro secciones que van desde la toma de consciencia de ese niño hasta su entrada en el agua y su posterior despedida. Su intención es “reflejar sensaciones habituales junto al mar, como el vaivén de las olas, el olor a salitre, la textura de la arena o la frescura del agua”.
A continuación, aires españoles sonarán en ambos teatros con dos piezas del gran Joaquín Turina: ‘La oración del torero’, que recrea la imagen del diestro que reza ante la virgen antes de salir al ruedo; y ‘Rapsodia Sinfónica’, obra en la que interviene el pianista canario Isaac Martínez Mederos, que atesora una gran trayectoria como solista. Con todos estos ingredientes se podrá disfrutar de un sonido típicamente hispano, repleto de ricos matices, y que resultará muy familiar al público asistente.
Cerrará la velada la famosa Serenata para Cuerda de Tchaikovsky, la obra creada por el compositor ruso en homenaje a la música clásica “por impulso del alma”, según llegó a afirmar en sus días. Hoy continúa siendo una de las creaciones más repetidas en el repertorio de cuerdas y todo un imprescindible para melómanos de todo el mundo.