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La Gomera y Tenerife: la historia de un lazo indisoluble

El reconocimiento que me ha otorgado la Agrupación Folclórica Ariferint como Persona Ilustre de Canarias es, ante todo, un homenaje a la historia compartida entre La Gomera y Tenerife. Mis palabras no son solo de gratitud hacia una distinción, sino una oportunidad de reflexionar sobre los vínculos que, a lo largo de los siglos, han tejido un destino común entre ambas islas.

Las relaciones entre La Gomera y Tenerife están ancladas en la historia, la cultura y la propia dinámica de la vida insular. Desde tiempos remotos, nuestras gentes han encontrado en la isla hermana una tierra de oportunidades, en la que la emigración ha sido una constante. A finales del siglo XIX y principios del XX, miles de gomeros partieron a América en busca de un futuro mejor. Décadas más tarde, las mismas esperanzas llevaron a nuestros compatriotas a Tenerife, primero con la zafra del tomate y luego con el desarrollo turístico y la construcción en el sur de la isla.

Esta migración no fue solo un fenómeno económico, sino también un proceso de arraigo y fusión cultural. Las familias gomeras que se establecieron en Tenerife llevaron consigo sus costumbres, su folclore y su amor por la tierra. Allí construyeron hogares sin olvidar sus raíces, manteniendo vivos los lazos familiares y comunitarios entre ambas orillas. Hoy, muchos de sus descendientes siguen siendo un puente entre ambas islas, demostrando que la unidad no se mide en distancias, sino en afectos y tradiciones compartidas.

La historia de esta relación también es una lección de solidaridad interinsular. Tenerife acogió a los gomeros con los brazos abiertos, y La Gomera, a su vez, nunca ha dejado de mirar hacia su hermana mayor con gratitud. Esa conexión ha sido clave en el desarrollo de infraestructuras y en la mejora de las comunicaciones marítimas y aéreas, que han permitido acortar distancias y fortalecer nuestra identidad común con fechas claves en este proceso, como fue 1974, año en el que se designaron las primeras comunicaciones regulares entre ambas islas a través del Puerto de Los Cristianos.

Pero esta historia compartida no solo se sustenta en el pasado; También es una promesa de futuro. Hoy, trabajamos por una Canarias más unida, con igualdad de oportunidades para todas sus islas. En este sentido, es crucial que sigamos apostando por un desarrollo equilibrado, que garantice que La Gomera pueda ofrecer empleo y bienestar a sus habitantes sin que la emigración sea la única opción para progresar. Políticas activas de empleo, mejoras en la conectividad y un modelo sostenible de crecimiento son claves para que las nuevas generaciones no tengan que elegir entre su isla y su porvenir.

En este contexto, la labor de agrupaciones como Ariferint cobra aún más relevancia. Gracias a su compromiso con el folclore y la cultura, nuestra identidad permanece intacta, transmitiéndose de generación en generación. Su trabajo es un reflejo de lo que nos une: la música, la tradición y el orgullo de ser canarios.

Por todo ello, este reconocimiento no es solo para mí, sino para todos los gomeros y gomeras que, desde Tenerife o desde cualquier rincón del mundo, siguen sintiéndose parte de su isla y de Canarias. La historia de La Gomera y Tenerife es la historia de la unidad, del esfuerzo compartido y del amor por nuestras raíces. Sigamos caminando juntos, construyendo el futuro sin olvidar de dónde venimos.

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