Los hábitos de consumo están cambiando de manera muy notoria en los últimos años. La ciudadanía es cada vez más consciente de la necesidad de cuidar el planeta y la importancia que tiene consumir como acto político y reivindicativo.
Vemos que la filosofía o la vida bio se hace presente en multitud de disciplinas, incluida también la belleza corporal y las preocupaciones estéticas. En este sentido, la cosmética natural o cosmética orgánica aparece como toda una revolución. Si bien es conocida desde hace décadas, no ha sido hasta hace unos años cuando ha tomado un importante interés.
La cosmética natural está de moda y no solo por una simple cuestión de tendencias, es también un proceso lógico. En la producción de estos productos no se utilizan parafinas ni derivados del petróleo, suelen venir dispuestos en envases sostenibles y no se testan en animales. La crisis climática que estamos viviendo invita a introducir fórmulas de producción más racionales con el planeta y menos crueles con el aprovechamiento de los animales.
El crecimiento de la cosmética natural en cifras
La demanda de cosméticos orgánicos alcanzará un valor de 48.000 millones de dólares para el año 2025, según un informe publicado por Grand View Research. En Oriente Medio y Asia se espera también que este mercado alcance una facturación total de 43.400 millones de dólares para el año 2022, una cifra que supera casi en 10.000 millones los 34.900 del año 2019.
El interés por la cosmética natural está creciendo en todo el mundo y numerosas consultoras internacionales están poniendo cifras a este fenómeno. En este año, por ejemplo, se pronostica que los consumidores en Emiratos Árabes Unidos gastarán 294 dólares per cápita en cosméticos orgánicos y productos de cuidado personal, incrementando este gasto casi en 50 dólares.
¿Qué argumentos explican el crecimiento en la demanda?
Los cambios en los hábitos hacia un consumo más sostenible y racional no son una parcela exclusiva de los productos cosméticos. Los consumidores adquieren cada vez más conciencia social y esta es una importante fuerza impulsora que está detrás de las tendencias del mercado.
Más allá de las propiedades beneficiosas para el organismo al usar cosméticos de origen natural, los consumidores añaden un plus a aquellos productos que no han sido testados en animales, que no utilizan derivados del petróleo y cuya producción respeta las condiciones de vida de los productores locales.
En esta nueva dinámica de consumo más racional, las redes sociales están jugando un papel clave en el mercado. Las tendencias se comparten de manera rápida y más directa. Los influencers actúan como agentes de opinión y son capaces de decantar la balanza hacia unos productos u otros dependiendo de su elección.
No obstante, es un tanto injusto resumir que el interés hacia estos productos se debe de manera casi exclusivo a la promoción de influencers y celebrities en las redes. Las propias firmas, compañías y laboratorios que desarrollan estos productos están al tanto de lo que demanda su audiencia y tienen muy interiorizados principios como el respeto por el planeta y los animales.
Icon es un ejemplo de ello, puedes comprar productos Icon en su tienda online y conocer cuáles son las características de cada uno de estos cosméticos y artículos de belleza especializados principalmente en el cuidado del cabello.
Los productos de esta compañía están elaborados a partir de ingredientes ecológicos pero sin renunciar a la tecnología más avanzada. Todos son vegan y cruelty-free, de modo que no incluyen componentes animales ni están testados sobre ellos. Están libres de parabenos, sulfatos y contienen agentes antioxidantes y anti-edad.
En la web de Icon muestran también su interés por iniciarse en la economía circular, que es aquella que aboga por procesos de producción con menor entrada de nuevos materiales y reducción en el número de desechos y residuos. Esta empresa utiliza envases PCR (Post Consumer Resin) que provienen de plásticos reciclados. De este modo, se reduce el consumo de energía y recursos naturales.
La cosmética eco, de la tendencia y la popularidad a la regulación
La cosmética orgánica no es una moda, es una nueva era. Esto implica arbitrar fórmulas que determinen qué productos se deben considera realmente como cosméticos ecológicos. Los sellos o las certificaciones que muestran esa realidad han de indicar que, al menos el 95% de los ingredientes son de origen natural y proceden de la agricultura ecológica.
Entre los requisitos aparecen también como obligaciones a cumplir la no inclusión de nanopartículas, transgénicos, ingredientes sometidos a irradiación, abonos químicos, pesticidas o herbicidas sintéticos y perfumes o colorantes sintéticos.
Los sellos más populares son Ecococer, Cosmebio, Certificado Soil Associaton o Sello Control, entre otros. De este modo los productores pueden demostrar que lo que venden es realmente un producto de garantías y no solo una cuestión de marketing. Por su parte, los consumidores ven estas etiquetas como una cuestión de respeto por ellos.