Nadie quiere oír la palabra, pero existe y genera sufrimiento. Lo vemos en la prensa, que se refiere con eufemismos como “larga enfermedad”, “dolencia”, “enfermedad grave”… El filósofo George Steiner –esta semana se cumplió un año de su fallecimiento– decía que “lo que no se nombra, no existe”. De ahí la importancia de poner el foco sobre un de los principales problemas de salud pública en los países desarrollados: el cáncer.
El cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Según el Instituto Canario de Estadística (ISTAC), los tumores (neoplasias) fueron la principal causa de muerte en La Gomera para el período 1999-2018. Según los expertos, uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres desarrollará un cáncer a lo largo de su vida. Seguramente quienes me lean sabrán a qué me refiero, como yo habrán tenido a un ser querido afectado o incluso habrán sufrido el cáncer en primera persona.
Hace un año, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) inició una campaña para acabar con este tabú bajo el nombre de “Llámalo cáncer”. Una campaña basada en realidades cotidianas de pacientes oncológicos contadas en primera persona, sin tapujos. Poniendo encima de la mesa los problemas de invisibilidad que afrontan quienes padecen un cáncer.
Con ese mismo espíritu, el pasado 20 de enero, mi compañera Ada García Santos y yo dimos registro a una Declaración Institucional en el Cabildo Insular de La Gomera con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer, efeméride del pasado 4 de febrero. En dicho texto señalábamos la importancia de dar a conocer a la ciudadanía las 12 formas individuales de reducir el riesgo de cáncer según el Código Europeo contra el Cáncer, aprobado por la Comisión Europea. No reducíamos la responsabilidad solo a los ciudadanos, sino que también abordábamos la responsabilidad de los poderes públicos en nuestra isla a la hora de promover entornos saludables: extendiendo los programas de cribado de cáncer (colorrectal, mama o cervicouterino) a todos los municipios de la isla, actuando para reducir la contaminación química (fitoquímicos, amianto…) y desarrollando programas de prevención del alcoholismo y del tabaquismo, especialmente en jóvenes.
Como primeros proponentes de esta declaración, esperábamos que saliera con el acuerdo de todos los grupos políticos, manifestando un apoyo unánime del Cabildo de La Gomera a las personas afectadas por esta enfermedad, a sus familias y seres queridos con medidas adaptadas a la realidad gomera y a la situación sanitaria actual; reclamando estudios sobre la incidencia del cáncer en La Gomera; y reconociendo y apoyando a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y a todas las organizaciones que realizan su labor en la Isla. Tristemente no ha sido así. La mezquindad partidista y el debate político de baja altura –del que hemos visto pruebas en prensa posteriormente– han evidenciado que las instituciones de esta isla no están a la altura de las necesidades de nuestro pueblo.
Ojalá consigamos que algún día la política sea útil, más allá de cuatro notas de prensa. Ojalá algún día podamos estar de acuerdo en las cosas que de verdad importan. Si alguna lección debemos aprender de esta pandemia, es que solo desde lo colectivo podemos avanzar. Que la salud de todos los que vivimos en una comunidad solo la garantiza una sanidad pública, universal y de calidad. En ese camino seguiremos.