En apenas treinta días cerraremos uno de los años más complicados a los que la sociedad moderna se ha enfrentado en siglos. Las consecuencias sociales y económicas de la pandemia se han unido a unos déficits estructurales que territorios como Canarias vienen arrastrando desde hace décadas. Aunque son visibles los síntomas de recuperación, la realidad se antoja aún complicada en una región en la que dependemos, en gran medida, del exterior.
Es evidente que queda un camino largo de trabajo incesante desde las administraciones públicas, que deben remar en la dirección de la unidad de acción para sortear estas vicisitudes desde la disposición de recursos dimensionados a la realidad que viven las islas. De ahí la importancia de dotarnos de instrumentos económicos potentes, capaces de garantizar los servicios esenciales y articular mecanismos inversores para generar empleo y riqueza en Canarias.
Esta premisa es la que siguen los presupuestos de la Comunidad Autónoma para el próximo año, que dedican el 75% de sus recursos a políticas sociales y servicios públicos. Dos pilares del estado del bienestar, que en esta tierra debemos conservar para poder corregir una realidad que nos lleva a índices de pobreza y exclusión social por encima del 30%, y que solo lograremos reducir desde el incremento de la capacidad de gasto y el impulso a la diversificación económica, a través de transición ecológica, la innovación, la digitalización y el fomento del desarrollo rural.
A nadie se le escapa que cumplir estos objetivos no es sencillo. Transformar la realidad productiva de este Archipiélago demanda tiempo y planificación, pero lo que sí es cierto es que el rumbo tomado nos acerca más a este objetivo que deben tomar todas las administraciones públicas de las islas, tal y como ha hecho el Cabildo de La Gomera, con la reciente aprobación de sus cuentas para 2022, que ascienden a más de 53 millones de euros.
Son unos presupuestos de compromiso social, porque más del 22% de sus recursos – 7,8 millones de euros – van a atender programas y proyectos destinados a mejorar la calidad de vida de nuestros mayores, de colectivos y entidades sin ánimo de lucro, y de servicios asistenciales en la red de centros sociosanitarios de ámbito insular. Sin estos recursos hoy sería inviable ofrecer prestaciones como la teleasistencia domiciliaria o la cooperación anual con las asociaciones de mayores para que desarrollen su programación. En definitiva, no tendríamos una base de cooperación que ha venido redundando en la calidad de vida de los gomeros.
Pero es que además, son unas cuentas de compromiso sostenible, de las que más del 17% de las cuantías se destinan al fomento de la sostenibilidad a partir de la implantación de renovables, el impulso a la autosuficiencia energética, el tratamiento de residuos o los incentivos para la adquisición de vehículos eléctricos. Una iniciativa que se incorpora por primera vez y con la que queremos abordar la transformación del parque móvil insular, facilitando su renovación a partir de los principios fijados en el Plan Insular de Movilidad Sostenible.
En este contexto de recuperación, el Cabildo también fija entre las principales líneas de trabajo la dinamización de la economía insular con recursos para el fomento del empleo, el impulso al sector comercial, al tejido industrial y al turismo, propiciando la disposición de incentivos a pymes y autónomos, con el objetivo de facilitar la contratación y dar cobertura a las consecuencias que han padecido por la caída de su actividad durante la pandemia.
Nuestro compromiso con las personas, con las familias, con los estudiantes, con los agricultores, con nuestros mayores. Los ciudadanos de esta isla tienen en esta administración un pilar de apoyo, porque es el deber de lo público atender la realidad social que demanda La Gomera, y en esta senda estamos navegando.