La alta demanda de viajeros registrada desde el mes de abril, intensificada por las buenas previsiones de reservas para los meses centrales del verano, permitirán a Canarias cerrar el año con la llegada de unos 14,2 millones de turistas, unos 900.000 menos que en 2019, pero con una facturación mayor que en ese año prepandemia.
Tal y como explicó hoy en el Parlamento regional la consejera de Turismo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias, Yaiza Castilla, los visitantes gastan más dinero que antes en sus vacaciones, por lo que en 2022 su desembolso podría superar los 17.100 millones de euros, frente a los 16.968 millones de la época prepandemia, aunque esta cantidad habrá que deflactarla por la inflación generada.
“Tras dos años de pandemia y de encierro, los europeos no piensan en otra cosa que en viajar y gastar los ahorros generados durante el confinamiento, a pesar de que cada vez hay más signos que anticipan malos tiempos”, aseguró la consejera.
Para que puedan viajar al archipiélago, éste cuenta a su favor con la gran apuesta que realizan las compañías aéreas en la época estival. “La programación de plazas regulares hacia Canarias para este periodo casi roza los 11 millones, lo que representa un 10,1% más que en los mismos meses de 2019”, explicó la consejera, que resaltó que los datos de capacidad aérea son positivos para todas las islas. El aumento es especialmente llamativo en La Palma, con un 35,4% más de asientos, seguido por Lanzarote y Fuerteventura, con crecimientos del 16% y del 15%, respectivamente.
Además de esta mayor capacidad aérea en todas las islas, Castilla resaltó que se sigue avanzando en la diversificación de mercados, gracias a la incorporación de 17 nuevas rutas. “Crecemos más en los que denominamos otros mercados, con un 24% más y una oferta de 2,5 millones de asientos con países como Francia, Italia o Portugal, entre otros”, explicó la consejera.
A estos positivos datos del verano, que será “una burbuja del mercado de viajes”, tal y como lo definió Castilla, se sucederán, sin embargo, las amenazas del invierno, en forma de subida de precios energéticos y de un alza de la inflación.
Castilla recordó que la guerra en Ucrania está provocando grandes problemas de suministro energético debido a la gran dependencia de Europa del suministro de gas ruso. Una dependencia cuya reducción no será sencilla ni rápida y a la que se suma que el “tipo de cambio también está jugando en contra de Europa, puesto que el petróleo se paga en dólares y éstos se han apreciado respecto al euro, por lo que las perspectivas apuntan a unos precios energéticos elevados por mucho tiempo”, apuntó Castilla. La consejera destacó el caso de Alemania, el segundo mercado emisor en importancia para las islas, que da por hecho que se quedará sin gas ruso este verano y que ya ha iniciado la cuenta atrás para una recesión que se da como probable.
Estos problemas de suministro están generando una escasez que, a su vez, ha llevado a elevar la inflación. El Índice de Precios al Consumo (IPC) en la zona euro escaló en junio hasta el 8,6%, un porcentaje que llegó hasta el 10,2% en España, y es la primera vez en toda la serie estadística en la que se registra este nivel para el área monetaria única.
“Las empresas también sufren importantes aumentos de costes y dificultades para conseguir ciertos productos e, incluso, para contratar personal sin tener que recurrir a aumentos de salarios”, afirmó Castilla, que aseveró que “todo ello se traducirá en un alza de precios, también de los billetes de avión, y a una revisión a la baja del crecimiento económico”.
Con este panorama, al que se suma una reducción del poder adquisitivo de la ciudadanía en torno al 10% y una subida de tipos de interés que encarecerá las hipotecas, tras el verano los europeos irán experimentando el empeoramiento de los indicadores económicos y el descenso de su renta disponible, por lo que empezarán a tomar medidas más conservadoras con su presupuesto familiar. “La demanda de viajes puede ser un elemento que se sacrifique para determinadas rentas”, reconoció la consejera.
Para enfrentar esta situación, Turismo de Canarias está trabajando en una estrategia que lanzará en octubre para captar turismo de larga estancia, concretamente los segmentos ‘silver plus’ y ‘remote workers’. “Cuando algo sucede siempre se abren ventanas de oportunidad y creemos que es un buen momento para posicionarnos de forma potente como un destino de larga estancia, que cuenta con un nivel de vida que es más atractivo para determinadas rentas con más tiempo disponible y perfiles de trabajadores que pueden desarrollar sus labores en remoto y con todos los estándares europeos”, afirmó Castilla.
A pesar de las dificultades que amenazan a la vuelta del verano, los datos de conectividad existentes a fecha de hoy siguen siendo positivos, pues la capacidad aérea para el invierno (noviembre-marzo) ofertada con Canarias es de 9,6 millones de plazas, es decir, unos 2 millones más que en el invierno precovid. De todas formas, habida cuenta de la inestabilidad económica reinante es más que previsible que esa diferencia se reduzca.
Con todo, en estos momentos, las reservas para el invierno, de acuerdo con los datos que maneja Turismo de Canarias, están un 22% por debajo del nivel de 2019 para estas mismas fechas.
“Tampoco es un mal dato si tenemos en cuenta que la pandemia ha tenido como consecuencia una planificación más a corto plazo de las vacaciones. Aunque, también, por parte de la oferta se han flexibilizado al máximo las condiciones de las reservas, pudiendo éstas cancelarse en cualquier momento sin coste adicional”, explicó Yaiza Castilla. Son, en definitiva, hechos que hacen “muy difícil anticipar cómo será finalmente la temporada de invierno 2022/2023”.