Pese a todos los malos augurios, las Navidades de este año están siendo razonablemente buenas. Canarias ha batido el récord de trabajadores inscritos en la Seguridad Social, el paro ha descendido, y el sector turístico ha registrado niveles de ocupación extraordinariamente buenos. Después de unos años muy malos, la economía de las islas ha vuelto a funcionar casi a pleno rendimiento gracias, entre otras cosas, al esfuerzo que se hizo desde el Gobierno para inyectar ayudas directas a las pequeñas y medianas empresas y a los autónomos que estaban al borde del cierre.
Sin embargo, hay nubarrones esperándonos en los próximos meses. Como en el parte meteorológico, cada vez que sale sol siempre surgen nuevas amenazas de tormenta. La posibilidad de que haya crisis energética en Europa y las turbulencias de dos economías que son claves para Canarias, como Alemania y Gran Bretaña, nos colocan ante un nuevo estímulo negativo para el sector turístico del que dependemos. Así que de ninguna manera podemos bajar los brazos.
Existen pocas opciones de actuación cuando lo que te puede afectar son asuntos que escapan a tus capacidades de respuesta. Canarias solo puede observar la evolución de los acontecimientos europeos, afectados por la guerra de Ucrania y los precios de los combustibles. Y confiar en la capacidad de respuesta de la UE y en una rápida recuperación de la normalidad.
La única respuesta posible la hemos dado con los presupuestos de estas islas para el próximo año, en donde se ha realizado un auténtico despliegue de fortaleza en los servicios esenciales del Estado del Bienestar. Nunca se ha dedicado más dinero y más recursos a las áreas que garantizan la salud, el bienestar, la educación y la acción social en Canarias. Es la única manera posible de fortalecer nuestra sociedad ante nuevas turbulencias económicas.
Las crisis dejan secuelas. Estos años terribles que hemos pasado nos han dejado un saldo de pobreza enormemente preocupante. Las organizaciones no gubernamentales están alertando del crecimiento del número de familias a las que tienen que atender. La demanda sobre los servicios sociales de las administraciones públicas ha aumentado y los indicadores de pobreza en Canarias son de los que quitan el sueño. La brecha entre Canarias y el resto del Estado ha aumentado, en una clara demostración de que los más débiles siempre son más vulnerables ante las adversidades económicas.
Hay voces que critican que en momentos como estos se haya realizado un esfuerzo presupuestario como el que hemos hecho en el Gobierno de Canarias. Para responderles no hay más que mostrarles esas cifras de familias afectadas por la pobreza sobrevenida. Toca ayudar. Toca reforzar la capacidad de intervención del sector público. Y toca, al mismo tiempo, seguir estimulando la economía para recuperar los niveles de desarrollo que necesitamos en nuestra región, porque si no se produce crecimiento, empleo y prosperidad, no tendremos recaudación fiscal y no habrá músculo para sostener a quienes más necesitan de los servicios públicos.
Hemos superado momentos de extrema dificultad gracias a la actuación solidaria e inteligente de la Unión Europea y de los Estados miembros. El marco de respuesta financiera a la gran crisis que hemos vivido ha sido inyectar fondos extraordinarios en las sociedades en una doble vertiente: las ayudas a los más necesitados y las inversiones estratégicas para modernizar y revitalizar los sectores económicos. Y de entre estas últimas acciones hay una vital: desarrollar nuevas energías renovables que reduzcan nuestra dependencia de combustibles fósiles.
Estamos viviendo unos años determinantes para definir nuestro futuro. La realidad se transforma constantemente y siempre está amenazada por crisis puntuales, que hay que superar con imaginación y con fortaleza. El cambio no es una opción, es una obligación de supervivencia. No es una manera de ser, es la única manera de estar en el futuro. Hablo del cambio de modelo energético, del cambio de mentalidad en la relación con el medio natural, del cambio en el peso de los sectores productivos o del cambio en actual e ineficiente reparto de la riqueza. Canarias tiene retos y amenazas a los que responder en los próximos años. Pero a pesar de todos los pesares, la historia de nuestras islas demuestra que siempre hemos podido reinventarnos con éxito.
Estos próximos meses y años habrá dificultades. No lo duden. Y malos momentos. Pero cuando nos sentemos a la mesa de esta Navidad, con nuestras familias, podremos celebrar que lo peor ha pasado y que lo mejor está por venir.