La cultura y el ocio llevan varias décadas digitalizándose, pasando por las pantallas todo aquello que antes reclamaba un desplazamiento físico. Ambos sectores, que en muchas ocasiones pueden llegar a confundirse, beben ahora de las nuevas tecnologías, las que marcan el presente y el futuro de la sociedad. Las formas en las que se consume, pero también cómo se crea o se distribuye, están cambiando y, a continuación, exploraremos cuáles son las tendencias que ya se están dejando ver y que apuntan a ser importantes en los próximos años.

El peso creciente de la IA

La inteligencia artificial está presente hoy en día en muchos sectores y se muestra en varias actividades con total normalidad, como en la transcripción automática de vídeo a formato texto o contenidos generados directamente a partir de un sistema de algoritmos. Y es que cada vez son más compañías de estas industrias que se apoyan en la IA durante su proceso artístico, ya sea modificando algunos detalles de la obra final, como en un juego o película, o ganando peso ya en los compases iniciales, momentos en los que se tiene que definir la idea.

En algunas actividades concretas, la IA es fundamental en la personalización, sobre todo, para recomendar, y es algo que se espera que vaya a más en los próximos tiempos. Esto es lo que ya sucede en algunas plataformas del casino online que, por ejemplo, disponen de muchas opciones de elección en los online slots y, según las preferencias detectadas en cada uno de los usuarios, pueden lanzar propuestas que sean acordes a los gustos detectados y analizados. De este modo, se conoce mejor al internauta y la oferta puede ir alineada a sus demandas.

Experiencias más inmersivas

En algunos territorios, está ganando peso la transmisión de cultura y de entretenimiento mediante la realidad virtual y la realidad aumentada. Ambas proponen experiencias inmersivas desde cualquier lugar, normalmente el hogar, transportando a la persona que se enfunda sus dispositivos como si estuviera físicamente en el lugar donde sucede la acción con imágenes hiperrealistas, ya sea un concierto de música, una sala de museo o una escena de una serie. Aunque hay sectores que están testando posibilidades, no está consolidada.

Vinculado con lo comentado, está el concepto del metaverso, todavía en desarrollo. Hace ya algunos años que se oye hablar de él, pero está lejos de formar parte de las rutinas de la población. El objetivo de sus impulsores, que responden a compañías tecnológicas de alcance mundial, es crear un espacio virtual donde los internautas puedan trabajar, socializar y entretenerse. Este mundo paralelo, en caso de llegar a normalizarse, propone compartir experiencias junto con otros avatares del mismo modo que hoy se acude en compañía al cine, al teatro o a una exposición.

Por otro lado, está la interacción, la capacidad de hacer partícipe al público de lo que sucede. En la cultura se ha dejado ver en series que permiten elegir el desarrollo de la historia, pero lo más habitual es encontrarlo en el ocio. Los videojuegos son un gran ejemplo de ello, en el que constantemente el jugador tiene que ir realizando acciones y no ser un mero espectador, algo que también han asumido prácticas del casino online, mediante las múltiples apuestas que se ofrecen o los contenidos en tiempo real, que permiten un entretenimiento más social.

La resistencia de lo local

Uno de los riesgos evidentes que nos brindan las tecnologías más punteras es que se avanza hacia una absoluta globalización, como se muestra en la música o en el cine, con el riesgo de perder parte de la identidad a cambio de seducir a un público más amplio. Por ese mismo motivo, es sumamente importante que haya quienes todavía se decanten por lo local, sobre todo en lo que respecta a la cultura. De este modo, la oferta seguirá siendo amplia, más rica y diversa; y mantendrá aquellas particularidades propias de un pueblo, una región o un país.