Es todo un síntoma: últimamente en las sesiones de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados resultan más interesantes las intervenciones de Alfredo Pérez Rubalcaba que las del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Ello se debe a la estrategia de acoso y derribo que ha emprendido el PP contra el vicepresidente y que algunos partidos,como UPyD,secundan. A Zapatero ya se le da por amortizado.
A Rubalcaba no. El vicepresidente es el blanco de todas las críticas. Mientras que Zapatero y Mariano Rajoy tuvieron un encuentro de guante blanco,Rubalcaba se las tuvo tiesas con Rosa Díez (UPyD) y la portavoz parlamentaria del PP,Soraya Sáenz de Santamaría.
Díez le acusó de todos los males del país,de la mala situación económica,del desempleo,de la crisis política,de que España esté «en el peor momento de su historia» y de que «los testaferros de ETA esté en las instituciones». El vicepresidente se creció entonces: «Sí,me siento responsable de que ETA esté en el peor momento de su historia. Dicho esto,su pregunta es un bis,ya me la hizo en otra ocasión. Cuando le toca preguntar,usted coge todo lo malo y se lo echa a Rubalcaba».
Díez insistió en su teoría de la responsabilidad: «Usted es el chef del Gobierno y vicerresponsable de la crisis»,le dijo al vicepresidente. Entonces Rubalcaba sacó la artillería pesada,queriendo poner al descubierto las contradicciones de la diputada de UpyD: «Si algo lamento es no poder preguntar,porque yo le preguntaría: Señora Díez,¿Se considera usted corresponsable de las políticas que tomó el Gobierno vasco del lehendakari Ardanza cuando era usted consejera? ¿Esas políticas son compatibles con las que defiende ahora? Yo le digo taxativamente que no. La diferencia entre usted y yo es que yo soy una persona coherente y usted no. De eso dan buena prueba las hemerotecas».
«¡Ah!,y cuando me habla de chefs,me acuerdo de la marisquería donde su partido ha pactado que el ayuntamiento de Getafe sea para el PP»,añadió el vicepresidente con un claro deje de ironía.
Con Sáenz de Santamaría el debate fue intenso también. La portavoz del PP le preguntó por su responsabilidad —»Su pregunta es calcada a la de Rosa Díez»,resaltó Rubalcaba—.
Rubalcaba dijo a continuación que en una situación como la actual,con cinco millones de parados,con la ciudadanía cada vez más irritada con la clase política,no va a ayudar a que en el hemiciclo se viva «un nuevo rifirrafe parlamentario». «No quiero alimentar debates tóxicos para la democracia»,concluyó el vicepresidente.
En vez de «la virulencia» del debate con Sáenz de Santamaría,aunque reconoció que su oponente del PP se mostraba más taimada que hace una semana,Rubalcaba propuso pactos contra la crisis y contra la tasa de desempleo. A su juicio,urge ahora que los políticas aparezcan ante la opinión pública para resolver problemas.
La portavoz del PP,por su parte,destacó que desde que Rubalcaba ocupa la vicepresidencia Primera «nunca ha estado peor España y nunca ha estado peor el PSOE». Al Gobierno en el que él abarca cada vez más poder,en su opinión,le caracterizan una credibilidad que «ha tocado fondo»,»la indiferencia ante los problemas económicos»,el «descontrol» y los «enfrentamientos por el poder».
«El señor Rubalcaba es la viva imagen de un Gobierno agotado. No saben qué hacer para bajar el paro,sólo saben discutir si convienen elecciones generales antes de que vuelva a subir el desempleo»,concluyó la conservadora.
Zapatero,de puntillas
La sesión de control la abrió,como es norma habitual,el presidente del Gobierno. Zapatero pasó de puntillas por las tres preguntas que le hicieron Nuria Buenaventura,de ICV,Josep Antoni Duran i Lleida (CiU) y Mariano Rajoy. La primera fue sobre la introducción de una tasa o impuesto a la banca. Zapatero fue claro: el Gobierno es partidario de introducir un gravamen a las transacciones financieras en el ámbito internacional para introducir «más orden» al sistema financiero internacional. Nada nuevo bajo el sol.
Duran i Lleida le preguntó por las becas en Catalunya y el traspaso de esta competencia,tal como ha dictamionado el Tribunal Constitucional. Se puede estudiar,vino a decir Zaatero,quien reconoció que a España aún le queda para ponerse a la altura de Europa.
Rajoy le preguntó por el desempleo. Nada original tampoco. En un debate de baja intensidad,falto de nervio,el líder de la oposición sacó a relucir argumentos ya muy manidos: «Usted habla de medidas,reformas,brotes verdes pero no resuelve los problemas. Con usted no va a haber ni más empleo,ni más crédito,ni más consumo ni una prima de riesgo razonable. Le pido que actúe por el interés general y no por interés partidista,porque eso también queda en su legado para la historia».
La respuesta de Zapatero también se ajustó al guión: «El camino para cambiar el modelo productivo y crear empleo será duro y difícil,pero es el camino de las reformas,como la laboral,que van a dar resultados. Yo le pido que usted también aporte confianza y no haga la crítica fácil y populista». Fin del capítulo. Un debate rápido,superficial y limpio. Zapatero y Rajoy ya hace tiempo que firmaron el armisticio.