Banco Santander anunció ayer una fuerte reducción de su red comercial y su centro corporativo que afectará a su plantilla en España. El mayor grupo financiero español convocó ayer a los sindicatos para adelantarles parte de las medidas, que justificó por el«actual entorno económico y el fuerte incremento de los costes regulatorios».
Según informa El Mundo, el proceso de reforma implicará despidos si bien el banco no ha adelantado cifras aún.La plantilla actual asciende a 24.216 empleados, 624 menos que en 2014 y un millar menos que en Reino Unido, donde el número de oficinas es una tercera parte. El banco considera necesario profundizar en los planes de transformación que ha emprendido desde que Ana Botín sucedió a su padre en la presidencia del grupo.
Junto a España, Reino Unido y Brasil son los mayores mercados en los que el banco está presente. El turno en los cambios le ha llegado ahora a la red comercial española, que se propone reestructurar suprimiendo las oficinas más pequeñas para concentrar la actividad en otras más grandes.
Así, los nuevos modelos de oficina que el grupo ha estado probando en los últimos meses pasarán a ser los predominantes. Ya el año pasado el grupo cerró 44 oficinas hasta quedarse con las 3. 467 actuales. Ahora, la red verá adaptadas a este modelo 350 oficinas mientras que 450 en las que el número de empleados es, según datos de la entidad, entre uno y tres, se cerrarán. En total, en 2018 el banco espera contar con una red comercial compuesta por un millar de sucursales con una mayor dotación de medios.
El proceso abierto también afectará al centro corporativo, donde el banco pretende reestructurar los costes, para lo que se propone analizar los recursos destinados a distintas áreas y seleccionar las más estratégicas para dejar de actuar en las que considera que aportan menos valor.
Santander, al igual que la mayor parte de la banca española, atraviesa un año de graves dificultades por la presión simultánea de varios frentes que obligan a las entidades a mantenerse a flote o bien recortando costes o bien buscando sinergias al fusionarse con otros bancos.
Como, aunque se espera desde hace tiempo, la segunda de las posibilidades aún no se ha presentado, Ana Botín parece haber tomado un camino que otros bancos podrían seguir. En el caso de Santander, el margen de intereses decreció más de un 5% en España en 2015.
Al negocio bancario no le faltan hoy dificultades. Por un lado están las nuevas exigencias de regulación con las que Europa pretende prevenir contagios a los contribuyentes derivados de los riesgos asumidos por el sector financiero. Por otro, la digestión de los activos de mala calidad derivados de la explosión de la burbuja inmobiliaria y la profunda crisis de la economía española. Además, la política monetaria emprendida por el BCE ha conducido a tipos cero o negativos los precios del dinero, que sigue siendo la base del margen de intereses, el principal negocio de la banca española. Y, como sucede con mayor o menor intensidad en el resto de sectores empresariales, la irrupción de internet en los móviles ha cambiado la relación comercial con los clientes.