Créannos si les decimos que en esta ocasión no podemos ser objetivos. La amistad que nos une a esta persona nos impide serlo, pero lo haremos desde la admiración que sentimos por quien tanto ha dado a la historia de un municipio como es Hermigua. Pero antes de comenzar, permítannos felicitar al Ayuntamiento de esta localidad por una doble cuestión. En primer lugar, por haber recuperado una figura olvidada en nuestra historia reciente como es la de cronista oficial. En segundo lugar, por haberlo hecho en la figura de Ricardo Valeriano. No encontramos mejor embajador que él. Lo merece y es de justicia.
La amistad que nos une a Ricardo viene de años. Y es que han sido muchas las mañanas y tardes que hemos compartido recorriendo todos los enclaves del municipio con el oído bien atento a todo lo que nos contaba. Porque escucharle es un placer, no sólo por lo que sabe, si no, sobre todo, por cómo es capaz de contagiarte su amor por Hermigua.
De alguna manera ha asentado los cimientos del conocimiento histórico del pueblo. Desde el Convento, la historia moderna, los tiempos de la República o la vida de Hermigua a través de las actas municipales. Son todos ejemplos de su quehacer en su trayectoria. Pero además lo hace con estilo. Sabe imprimir a sus trabajos el amor por el conocimiento y la divulgación del pasado remoto y reciente del municipio.
Ricardo, tu nombramiento este jueves como Cronista Oficial de Hermigua es, para nosotros, un orgullo. Porque te hemos visto crecer como historiador forjándote un apasionante futuro que nos llenará de conocimientos en tus próximos proyectos. Pero también porque seguirás contándonos curiosidades de todos y cada uno de los rincones de Hermigua, porque nadie mejor que tú sabe explicar la historia de los ingenios, la toponimia o todos sus singulares edificios.
Enhorabuena, amigo. Y enhorabuena al Ayuntamiento de Hermigua. Hoy se salda una deuda y comienza un nuevo camino que llevará a nuestro historiador a seguir divulgando nuestro pasado por todos los foros del Archipiélago.
Pablo Jerez Sabater /José Ramón Medina Marichal