Samsung ha anunciado oficialmente este martes que paraliza la producción del teléfono Galaxy Note 7, llamado a ser su producto estrella de 2016, debido a los problemas de su batería, que han provocado que muchas unidades se incendien espontáneamente por sobrecalentamiento. Esta madrugada había anunciado que suspendía en todo el mundo las ventas del modelo original y las sustituciones de los teléfonos, al tiempo que pedía a los propietarios de ese modelo que apaguen sus aparatos y no los utilizasen mientras se aclaraba por qué algunos terminales de esta serie -incluso los reparados o sustituidos por recalentamiento- han entrado en combustión. El fiasco del Note 7 le está suponiendo al gigante surcoreano, primer fabricante mundial de móviles, un coste brutal en términos de imagen, pero no sólo: las acciones de la compañía se hayan desplomado más de un 8% en Seúl, lo que supone que el valor de la empresa se ha visto reducido en más de 15.000 millones de euros.
«Recientemente, hemos reajustado los volúmenes de producción para permitir una investigación exhaustiva y un control de calidad, pero poniendo la seguridad del consumidor como nuestra prioridad número uno, hemos llegado a la decisión final de detener la producción del Galaxy Note 7», dice un comunicado emitido por Samsung este martes. Por el momento, la compañía no ha especificado si la parada es definitiva, aunque un portavoz de Samsung en ESpaña ha declarado a la agencia EFE: «Samsung ha finalizado su producción del Galaxy Note 7. Se entiende que de manera definitiva».
El entierro de este móvil llamado a liderar el campo de las phablets, híbrido entre móvil y tableta, se ha consumado con esta última llamada al consumidor y la parada de producción. Samsung había mantenido el silencio en su web desde el 10 de septiembre.
A primeros de septiembre, Samsung ya pidió a los propietarios de 2,5 millones de teléfonos Galaxy Note 7 que acudieran a las tiendas a sustituir los aparatos tras los informes sobre explosiones de baterías, supuestamente por recalentamiento. Tras cambiar algunos aparatos o baterías, la empresa aseguró que los terminales ya eran seguros.
Sin embargo, los informes de que teléfonos reparados también han ardido aparentemente sin causa han llevado a la compañía a tomar una decisión drástica: pedir a sus clientes que apaguen los teléfonos hasta nuevo aviso. «Los clientes de Galaxy Note 7 original o de reemplazo deben apagar el aparato y detener su uso», afirma una nota de la firma. Horas después, daba el paso definitivo y anunciaba que dejaba de fabricarlo.
Retirada sin precedentes
El conglomerado surcoreano comenzó a vender el teléfono el pasado 19 de agosto, pero a principios de septiembre anunció una retirada sin precedentes tras informarse de más de una treintena de casos de incendio en diversos países. A la llamada a revisión le siguió a mediados de septiembre la entrega de un aparato de reemplazo. Pero las noticias de teléfonos nuevos o reparados incendiados en Corea del Sur, Estados Unidos o Taiwán ha llevado a la compañía a, primero, pedir a operadoras y minoristas de todo el mundo el cese de las ventas y reemplazos y, después, a parar la producción.
El último incidente conocido es el de un hombre de hombre en Kentucky que aseguró que se había despertado en una habitación llena de humo en la que ardía su Note 7 reemplazado, suceso que se conoció días después de que un vuelo fuese evacuado en Estados Unidos después de que un terminal comenzara a echar humo en la cabina.
Pero el caso que ha dado la vuelta al mundo es el grabado en un vídeo colgado en YouTube en el que se ve a una empleada de un Burger King surcoreano que, con unos guantes ignífugos, retira con dificultades un Note 7 que echa humo blanco. U otro del diario The Sun que muestra un terminal ardiendo en otro restaurante.
La semana pasada dos de los grandes operadoras de telefonía móvil en Estados Unidos (AT&T, Verizon y T-Mobile US) dejaron de vender las nuevas unidades del Note 7 -teóricamente no afectadas por la avería- ante los cinco nuevos casos de incendio que se han reportado en ese país. Verizon es la única cuyo portavoz se ha pronunciado al respecto. Kelly Crummey invita a los consumidores a pensar en otras alternativas: «Justo ahora tenemos el nuevo iPhone. Y estamos a punto de lanzar el nuevo Pixel de Google, que lo tenemos en exclusiva. También hay modelos muy buenos de Motorola». Todo un mazazo para el fabricante que marcaba el paso en el universo Android.
En Europa, donde estaba previsto que las ventas del terminal se retomasen el 28 de octubre, Vodafone y Orange anunciaron este lunes la interrupción de las preventas de los dispositivos.
A pesar del peligro evidente que entrañan estos aparatos, no todos los consumidores los están devolviendo. Y no es sencillo recoger 2,5 millones de terminales. Samsung ha creado una página web con las instrucciones para los clientes de Estados Unidos, también ha dado de alta un número de teléfono (1-844-365-6197). Además, ofrecen una tarjeta de regalo de 25 dólares por la entrega.
En las últimas semanas el deterioro de la firma ha sido constante. Se ha convertido en norma escuchar al personal de vuelo advertir de la imposibilidad de encender el móvil mientras se esté dentro del avión si se tenía un Note 7 consigo. Por primera vez se decía un modelo y marca concreto.
El fiasco de esta serie de teléfonos de Samsung plantea dudas sobre el control de la calidad de la firma y pone su reputación en un brete. Las acciones de Samsung Electronics cayeron este martes un 8%, unos 15.200 millones de dólares, en la Bolsa de Seúl tras anunciarse la suspensión global de ventas y reemplazos de su teléfono Galaxy Note 7.
A pesar de este contratiempo, Samsung mantiene su ciclo de innovación. Se espera que desvele su próximo terminal estrella el 26 de febrero en Barcelona, durante el Congreso Mundial de Móviles, MWC como se conoce mundialmente.