GOMERANOTICIAS- La situación en el puerto de Los Cristianos en la isla de Tenerife a la llegada y salida de los buques que comunican esta instalación portuaria con las islas de El Hierro, La Gomera y La Palma, podría calificarse ya de insoportable.
La poca capacidad que tienen ya las vías de acceso desde el propio puerto hasta la autopista del sur, especialmente cuando llegan varios buques a la vez que descargan centenares de vehículos y miles de pasajeros, hará realmente que los responsables políticos tengan que priorizar hacia una solución, que evite de aquí al próximo verano un caos generalizado en esta infraestructura dependiente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife que afecta ya de forma casi permanente a miles de Canarias de varias islas.
La imagen tercermundista que se pueda estar dando a los visitantes y el malestar entre los usuarios canarios crece y hace temer, que a medida que se acerque el verano con el incremento de pasajeros, en este 2018 con el abaratamiento de los billetes, se podría alcanzar una situación insostenible que podría ir en detrimento especialmente de las islas del resto de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
En ocasiones, el acceso desde el desembarque de un pasajero con su coche hasta alcanzar la autopista anteriormente señalada si éste procede de La Gomera por ejemplo, es superior al propio trayecto entre ambas islas. Y lo peor es que a medida que se aproxime el verano o el buen tiempo se podría ir a peor, máxime teniendo en cuenta el abaratamiento de los billetes de barco originado por la reducción de los precios a los residentes canarios y que La Gomera en este 2018 recibirá miles de visitantes añadidos por la celebración de sus Fiestas Lustrales en honor a la Virgen de Guadalupe.
Además de las incomodidades que esto origina, no es menos importante la imagen tercermundista que se pueda estar dando de las comunicaciones marítimas en Canarias a los visitantes. No es raro escuchar lamentaciones de turistas extranjeros que debido a estos problemas, pierden sus posteriores conexiones con las líneas aéreas que les trasladan a sus respectivos países. Algo que sin duda alguna es valorado por el turismo de forma negativa: un destino inseguro en cuanto a puntualidad y posibilidad de fáciles trayectos.
El presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, recientemente realizó unas manifestaciones en las que planteaba la posibilidad, que de forma provisional hasta tanto se construya el futuro puerto de Fonsalía en el municipio de Guía de Isora, pueda ser utilizado el nuevo puerto de Granadilla, al objeto de paliar una situación que ya “no puede hacer frente a los más de un millón de pasajeros que soporta anualmente” el puerto de Los Cristianos, mientras recordaba, que en agosto del año que acaba de terminar, se experimentó “un aumento de más de 23.000 pasajeros, lo que supuso casi un tercio de lo que ha incrementado en todo un año”.
El propio Curbelo, señaló que “si sigue esta tendencia la comparativa del presente año 2018 nos dará unas magnitudes de tránsito insostenibles para las dimensiones actuales de la instalación portuaria”
Por otra parte el Grupo Parlamentario Podemos exigió en el mes de julio el pasado años la dimisión de Ricardo Melchior como presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife. El diputado Paco Déniz aseguró que “el histórico dirigente de Coalición Canaria es el responsable del caos reinante en el puerto, de las obras inverosímiles, de las dificultades que diariamente sufren los pasajeros y, en general, de la ineficiencia total y absoluta”.
Tanto la ASG de Curbelo como la formación política de Francisco Déniz, daban también como alternativa, instar a las navieras de los buques que operan en el puerto de Los Cristianos, que evitaran la coincidencia de las salidas y llegadas de las embarcaciones. Esta propuesta, que si bien puede tener sentido, aún no ha recibido respuesta alguna de las empresas responsables.
El pasado domingo, 7 de enero, al mal estado de la mar, que produjo importantes retrasos en las llegadas y salidas, se unió una vez más, que los barcos tardaran en algún caso, casi una hora en poder desembarcar los vehículos que tenían a bordo ante el bloqueo de las explanadas del muelle que evitaban cualquier movimiento de circulación.